Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

miércoles, enero 30

Luditas

La noche del 12 de abril de 1811, 350 hombres, mujeres y niños atacaron una fábrica de hilados en Nottinghamshire, destruyendo los grandes telares a mazazos y quemando el lugar. 60 telares fueron destrozados esa misma noche en otros pueblos cercanos. El sabotaje rápidamente se extendió hacia Derby, Lancashire y York, corazón de la Revolución Industrial inglesa de principios del siglo XIX, dando vida a una de las más míticas historias de acción directa contra el capitalismo: El luddismo.

La fábrica quemada esa primera noche luddita pertenecía a William Cartwright, fabricante de hilados de mala calidad, pero producidos en maquinaria de última tecnología.

El movimiento se extendió por una década, con enorme intensidad los primeros cinco años. Con posterioridad a esa fecha, lo cuantitativo dio paso a la progresiva maduración de una conciencia revolucionaria en los ludditas que aún se manifestaban.

El movimiento no sólo involucró a obreros textiles: Agrícolas, mineros, molineros y otros coincidieron en las acciones destructivas. De acuerdo a Thompson “la simple violencia revolucionaria rara vez ha estado tan extendida en la historia inglesa”.

Según John y Paula Zerzan, el movimiento extrajo su nombre del joven Ned Ludd, quien prefirió destrozar el telar a martillazos antes que producir las miserables prendas que le solicitaban. Sin embargo, el investigador argentino Christian Ferrer afirma que Ned Ludd no existió, sino sólo fue un nombre, como tantos otros que se utilizaron para firmar reivindicaciones: Señor Pistola, Señorita Ludd, Pedro Felpa, General Justicia, Sin Rey, Rey Ludd, o Joe el Incendiario (todos, originalmente en inglés).

Sea como sea, el luddismo se extendió como la peste negra por varias zonas de Inglaterra, lo que significó que en 1812 se dictaran leyes que llevaban a la horca a quien destruyese una máquina.

Controlar los instrumentos de producción o destruirlos; esta idea exaltaba la imaginación popular y proporcionaba a los ludditas un apoyo unánime en la población.

MILICIA INVISIBLE
 
A pesar de que a los destructores de máquinas se les ha tratado de “reivindicadores reaccionarios” y a su movimiento como “la última rebelión medieval”, Ferrer señala que a pesar del terror provocado en el reino y el parlamento, el olvido histórico de los ludditas es porque su objetivo no era político, sino social y moral: no querían el poder sino desviar la dinámica de la industrialización acelerada. Una utopía, por cierto, en aquel contexto de ascenso y consolidación del capitalismo en su fase industrial, y un Estado que no hace más que asegurar esta situación, a través de leyes y el monopolio de la utilización de la violencia.
Los Zerzan añaden que el luddismo no era un ataque contra la producción sobre bases económicas, sino que era ante todo la respuesta violenta de los obreros a las tentativas de degradación en forma de un trabajo inferior: baratijas, piezas montadas deprisa y corriendo, lo que se contraponía con el trabajo realizado en los antiguos talleres y más aún en el artesanado.

Los ludditas fueron una suerte de milicia oscura, invisible, heterogénea en su composición: Incluyó a demócratas painistas, religiosos radicales, organizadores de trade unions (proto-sindicatos), emigrantes irlandeses, jacobinos varios.

Sin líderes, organización formal permanente, ni un maestro o libro al que seguir, su historia ha llegado a nosotros como un eco del pasado, reconstruida, con más o menos fidelidad, a través de himnos y canciones, actas de juicios, informes militares y de espías, noticias y una sesión en el parlamento inglés, dedicada exclusivamente a ellos.

Sin embargo, un análisis más detallado de la prensa, cartas y folletos reivindicatorios demuestra –a juicio de Zerzan- que la insurrección estaba claramente orientada; por ejemplo, «todos los nobles y los tiranos deben ser derrocados», declara uno de estos, distribuido en Leeds. Los preparativos para una revolución general explícita eran evidentes, por ejemplo en Yorkshire y Lancashire, ya en 1812, asegura el filósofo anarco-primitivista. Su nivel organizativo se aprecia en su práctica mediante el sistema de delegados (locales y federales) y de correos humanos, las técnicas de camuflaje y despiste de las tropas persecutorias, el saqueo planeado de armerías, los mensajes cifrados en las paredes… Además, los ludditas contaban con el apoyo de la población, porque eran la población. Transmitida de generación en generación, una vieja canción de guerra luddita dice: “Ella tiene un brazo / y aunque solo tiene uno / hay magia en ese brazo único / que crucifica a millones / destruyamos al Rey Vapor, el Salvaje Moloch”; y otra: “Noche tras noche / cuando todo está quieto / y la luna ya ha cruzado la colina / marchamos a hacer nuestra voluntad / ¡con hacha, pica y fusil!”.

La ofensiva de los destructores de máquinas en 1812 llevó al Gobierno a enviar enorme número de tropas a las zonas en manos de los sublevados; tropas que cuantitativamente superaron a las que en esos momentos se enfrentaban a Napoleón. Pero el Ejército no era fuerte, cojeaba, su campo de acción y efectividad se debilitaba, ya que se sospechaba que muchos soldados simpatizaban o, directamente participaban, de la causa luddita. Por eso, la revuelta anti-máquinas impulsa otro elemento central de la sociedad moderna: La institución del sistema de policía profesional, ya que la milicia voluntaria en ese entonces, “sólo servía para armar a los que eran más violentos en su desacuerdo” (Hammonds).

Por dos años, los destructores de máquinas fueron perseguidos por un ejército de 10 mil soldados al mando del general Thomas Maitland, a quien luego de decenas de muertos rebeldes a su paso, se le concedió el título nobiliario de baronet, fue nombrado gobernador de Malta y luego comandante en jefe del mar Mediterráneo.

Un elemento interesante de analizar, delineado por Zerzan, es el luddismo en opción al floreciente sindicalismo inglés. Aunque, entre 1799 y 1824 las Combinations Acts prohibieron los sindicatos, los ludditas ya rechazaban el rol de encuadre y compromiso que –por su naturaleza alienada- el aparato sindical realizaba con el capital. Más allá, algunos miembros del Parlamento acusaron directamente a los propietarios del caos social, por no utilizar plenamente la vía sindical para resolver el conflicto.

“NO HAY AUDICIÓN POSIBLE PARA LAS PROFECÍAS DE LOS DERROTADOS”

A 200 años de la aparición de los destructores de máquinas, su recuerdo nos llega como un rumor que se proyecta en esa historia a contrapelo que es necesario revisar.

Los ganadores han escrito e interpretado los hechos cristalizando todos los momentos de verdad y peligro que en ellos se esconden. Explicando lo inexplicable, deformando lo que por su dinamismo no acepta la abstracción, imponiendo una verdad a medias entre quienes no pueden revelar su protagonismo en lo consignado.

Siguiendo a Zerzan, preguntarse hoy qué podía tener de radical un movimiento que “se limitaba” a criticar éticamente la manera de producir, es no captar su íntima verdad: La relación entre la destrucción de maquinaria y la traición al sistema de producción hegemónico. La lucha del productor por la integridad de su trabajo vital enfrenta la lógica del capitalismo entero. Es, antes que todo, un enfrentamiento de dos ethos distintos, de dos formas de producir la vida y lo que permite la subsistencia, de intereses que se contraponen absolutamente, de lo vivo sobre lo muerto.

La petición de desterrar la fraudulencia de la producción en serie, a bajo costo, desechable, es un desastre tanto al ritmo de producción como a la acumulación de capital. En ese sentido, la crítica ética, luego económica, del luddismo, viene a adelantar la principal contradicción que la tecnología avanzada supone en el capitalismo tardío: Hoy, cuando tenemos los avances técnicos más poderosos, la ropa dura menos, los artefactos son cada vez más desechables, y diariamente, mueren en el mundo millones de personas que no tienen qué beber o comer. Ned Ludd quedó relegado al olvido, en un pacto de silencio que los explotados aceptaron por sobrevivencia. Tras años de luchas intensas, donde quedaron 1.100 máquinas destruidas, seis fábricas quemadas, 15 ludditas muertos, 13 confinados en Australia y 14 ahorcados, ¿Qué nos queda?…

Cada 1º de mayo se recuerda a los mártires de Chicago, pero muy pocos se acuerdan de James Towle, el ultimo destructor de máquinas colgado en 1816, quien se enfrentó a la muerte entonando un himno luddita. El enorme cortejo fúnebre que lo acompañó terminó de cantar las estrofas que no alcanzó el finado.

Hoy, algunos retomamos los trozos del rompecabezas e intentamos hacerlos dialogar con el presente y el futuro, en el mero hecho de recordar a contracorriente.


x Cristóbal Cornejo


Discurso de Lord Byron en defensa de los Luditas:

¡Bravo, bien hecho Lord Eldon! ¡y aún mejor, Ryder!
Gran Bretaña prosperará con aportaciones como las suyas;
Señorías rapaces y rastreras sirven de ayuda para guiarla.
Sus pociones son de las que si no matan, curan.
Esos villanos, los tejedores, ya creciditos y contestatarios
Piden socorro por caridad;
Así, pues, colgadlos arracimados en las paredes de las fábricas.
Eso pondrá fin a tanta reivindicación.

Quizás evite que roben los bribones,
-y como los perros seguramente no tienen qué comer-
Les podemos colgar por romper bobinas
Y les ahorraremos dinero y carne al Estado.
Es más fácil fabricar personas que maquinaria
Y más valiosa la mercancía que una vida humana.
¡Los ahorcados en Sherwood realzarían el escenario para
Demostrar cómo el comercio y la libertad prosperan.!

(…) Algunos seguramente han pensado que era vergonzoso
Cuando el hambre llama y la pobreza gime,
Que la vida se deba valorar en menos que una tejedora,
Y el romper de bastidores conduzca a romper de huesos.
Si así fuese probado, confío, con esta muestra,
(¿Y quién rechazaría participar en la esperanza?)
Que los bastidores de los tontos deberían ser los primeros en ser rotos,
Quien, cuando se le pide un remedio, lanza una soga.

domingo, enero 27

Canción a los hombres de Inglaterra (P. Shelley)


I
Hombres de Inglaterra, ¿por qué arar
para los señores que os tratan tan mal?
Por qué tejer con trabajo y cuidado
los ricos ropajes que usan vuestros tiranos?
II
¿Por qué alimentar, y vestir, y cuidar
de la cuna a la tumba,
a esos ingratos zánganos que os
sacan el sudor, es más, os beben la sangre?
III
¿Por qué, abejas de Inglaterra, forjar
muchas armas, cadenas y flagelos,
para que estos zánganos sin aguijón
saqueen los forzados frutos de vuestra labor?
IV
¿Tenéis ocio, comodidad, calma,
refugio, comida, el dulce bálsamo del amor?
¿O qué es lo que compráis a tan alto precio,
con vuestro dolor y con vuestro miedo?
V
La semilla que sembráis, otro la siega;
La riqueza que halláis, otro se la deja;
Los ropajes que tejéis, otro los viste;
Las armas que forjáis, otro las esgrime.
VI
Sembrad semillas, -que ningún tirano siegue;
Hallad riquezas, -que ningún impostor las amontone;
Tejed ropajes, -que ningún ocioso se los ponga;
Forjad armas, -usadlas en defensa propia.
VII
Huid hacia vuestras sótanos, hoyos y celdas;
en salones que adornasteis otros residen.
¿Por qué librarse de las cadenas que labrasteis?
Ved el acero que templasteis brillando en vosotros.
VIII
Con arados y palas, con telares y azadas,
Trazad vuestras sepulturas, haced vuestras tumbas,
Y tejed vuestras mortajas, hasta que la bella
Inglaterra sea vuestro sepulcro.

jueves, enero 24

Bello como una prisión en llamas

Julius Van Daal

Bello como una prisión en llamas narra un episodio de la historia de Inglaterra mal conocido en ese país y completamente desconocido por estos lares: la primera gran insurrección proletaria de la era industrial.
A comienzos de junio de 1780, la aprobación de una ley considerada «papista» desencadenó un monumental motín que, sin jefes ni doctrinas, y abundantemente regado con ginebra y otras bebidas etílicas, desembocó en una gran fiesta popular a lo largo y ancho de la que entonces era la ciudad más grande de Europa: Londres.
Al grito de «¡No a la esclavitud!» se quemaron las casas de los políticos, se socializaron las destilerías, se destruyeron los símbolos de la opresión y se incendiaron las prisiones, no sin antes poner en libertad a los pobres (sus moradores habituales).
Esta breve narración viene a mitigar el desconocimiento, la ocultación y la deformación de estas jornadas, que por olvidadas nos resultan aún más memorables.
[…] De la noche, de los slums de Whitechapel o de Southwark, de los tugurios y albergues, de los talleres y los puertos, de los burdeles y las tabernas, surgen decenas de millares de pobres insomnes y sin futuro. Se burlan del papa y del rey, de los tories y de los whigs, de los ritos y de las rentas, del arte de gobernar y del de administrar. Quieren cortarle la lengua a los sermoneadores o devorar la mano que les arroja las migajas de la expansión mercantil, suprimir las leyes y la autoridad para que todo sea de todos y ver arder los presidios en una ciudad abandonada por los ricachones y los peces gordos. Ansían apasionadamente el fin del orden existente. Arden en deseos de realizar el viejo sueño de Cucaña de las grandes insurrecciones londinenses: ver por fin echar clarete a las fuentes públicas. […]
Julius Van Daal nació en París durante la guerra de Argelia. La mayor parte de su existencia ha transcurrido de arrabal en extrarradio, y así sigue. Tras desertar precozmente de la escuela, probó varios meses de salariado, lo que le decidió a evitarlo y a criticarlo en actos. Estuvo entre los redactores del desplegable À bas le prolétariat, vive le communisme, y de los periódicos L’Exagéré y Mordicus antes de participar, en 1993, en la fundación del colectivo editorial L’insomniaque, que sigue animando en 2012. Entre sus traducciones se encuentran Boxcar Bertha, de Ben Reitman, y Utopies pirates, de Peter Lamborn Wilson. También es autor de un libro ilustrado sobre la revolución española, Le rêve en armes.

Pepitas de calabaza ed., Logroño 2012
120 págs. Rústica 17x12 cm
ISBN 9788494029646

lunes, enero 21

Comprendiendo a Georges Brassens

 

Georges Brassens (Sète, Languedoc-Rosellón, 22 de octubre de 1921Saint-Gély-du-Fesc, cerca de Montpellier, 29 de octubre de 1981) fue un cantautor francés, exponente relevante tanto de la chanson francesa como de la trova anarquista del siglo XX.

Alcanzó la fama gracias a las melodías de sus canciones, sencillas y elegantes; y a sus letras, variadas y elaboradas. Se le considera uno de los mejores poetas franceses de la posguerra (ganó el premio nacional de poesía). Puso música a poemas de muchos otros escritores, como Louis Aragon, Victor Hugo, Jean Richepin, François Villon y otros. Fuera de su país, actuó en Suiza, Bélgica, Canadá e Inglaterra. Es célebre la grabación en vivo de Brassens cantando en Londres la "Ballade des dames du temps jadis", poema del mencionado Villon donde el autor se pregunta "y que fue de Juana, la buena lorena que los ingleses quemaron en Rouen".

El primero en interpretar sus temas en español ha sido Paco Ibáñez, que cantó varias de sus canciones, traducidas por Pierre Pascal; en Argentina Nacha Guevara y Jorge Schusheim, a fines de la década del 60 en el Instituto Di Tella de Buenos Aires interpretaron Le pornographe y Marinette, respectivamente; también en España los argentinos Claudina y Alberto Gambino sacaron en 1971 un LP con 12 canciones de Brassens. Una de las canciones más conocidas de esta serie fue «La mala reputación» (La mauvaise réputation), cuya versión en español fue también luego adaptada por Paco Ibáñez desde la tradición de la canción protesta, el cantante rock Loquillo, la banda argentina de rock folklórico Arbolito. También interpretan a Brassens los españoles Javier Krahe (La tormenta, Marieta y alguna no editada), Joaquín Carbonell y el cantautor chileno Eduardo Peralta, quien incluso tiene un disco completo dedicado a Brassens, que contiene, entre otras, versiones de: Brave Margot, Fernande, Jeanne, Le fossoyeur; además de otras excelentemente logradas como "Historia de falsedad" y "La guerra del 14".

En 2009, el cantautor español Albert García tradujo "Les copains d'abord" con el nombre de "Compañeros de viaje", una de las canciones de Brassens más conocidas en Francia, pero que a diferencia de "La mauvaise réputation", "Marinette" o "Le gorille" no había sido aún traducida al castellano.

También ha sido traducido al español por Agustín García Calvo (19 canciones).

Además, en lengua catalana, han cantado a Brassens en los años 60 Josep Maria Espinàs y, posteriormente, el cantautor Miquel Pujadó, dedicando varios de sus discos a su obra. En este idioma hay también una versión de "La fille a cent sous" cantada por Joan M. Serrat. Brassens también ha sido traducido al italiano por Fabrizio de André.

viernes, enero 18

Plantas que curan, plantas prohibidas

Josep Pàmies es un agricultor conocido por su apoyo a la iniciativa legislativa popular contra los transgénicos en Catalunya, y por ser miembro de la asociación “La dulce revolución”, desde donde promueve el conocimiento y uso de las plantas medicinales.
Conoceremos algo más sobre estas plantas que curan y sobre la particular cruzada de Josep contra ciertos intereses que, al parecer, pretenden controlarlas...

martes, enero 15

Nosotros, los antidesarrollistas

La fe en el crecimiento económico ilimitado como solución a los males sociales ha sido inherente al régimen capitalista, pero no fue hasta los años cincuenta del siglo pasado cuando dicha fe, bajo el nombre de desarrollismo, se convirtió en una política de Estado. A partir de entonces, la Razón de Estado fue principalmente Razón de Mercado. Por primera vez, la supervivencia de las estructuras de poder estatales no dependía de guerras, aunque fueran “frías”, sino de economías, preferentemente “calientes”. La libertad, siempre asociada al derecho civil, pasaba cada vez más por el derecho mercantil. Ser libre fue a partir de entonces, exclusivamente, poder trabajar, comprar y vender libremente, sin regulaciones, sin trabas. En lo sucesivo, el grado de libertad de las sociedades capitalistas vino determinado por el porcentaje de parados y el nivel de consumo, es decir, por el grado de integración de los trabajadores. Y corolariamente, la protesta social más auténtica se definió como rechazo al trabajo y al consumismo, es decir, como negación de la economía independizada de la colectividad, como crítica antiindustrial, como antidesarrollismo.

Pronto, el desarrollismo se ha convertido en una amenaza no sólo para el medio ambiente y del territorio, sino para la vida de las personas, reducida ya a los imperativos laborales y consumistas. La alteración de los ciclos geoquímicos, el envenenamiento del entorno, la disolución de los ecosistemas, ponen literalmente en peligro la continuidad de la especie humana. La relación entre la sociedad urbana y el entorno suburbializado ha sido cada vez más crítica, pues la urbanización generalizada del mundo conlleva su banalización destructiva no menos generalizada: uniformización del territorio mediante su fácil accesibilidad; destrucción territorial por la contaminación y el ladrillo; ruina de sus habitantes por inmersión en un nuevo medio artificializado, sucio y hostil. El desarrollismo, al valorizar el territorio y la vida, era inherente a la degradación del medio natural y la descomposición social, pero, a partir del momento en que cualquier forma de crecer devino fundamentalmente una forma de destruir, la destrucción misma llegó a ser un factor económico nuevo y se convirtió en condición sine qua non. El desarrollismo encontró sus límites en el agotamiento de recursos, el calentamiento global, el cáncer y la producción de basura. Las fuerzas productivas autónomas eran principalmente fuerzas destructivas, lo cual volvía problemático y peligroso las huidas hacia delante. Pero la solución al problema, desde la lógica capitalista, residía en ese mismo peligro. Gracias a él podían convertirse en valor de cambio los elementos naturales gratuitos como el sol, el clima, el agua, el aire, el paisaje... O los síntomas de descomposición social como el vandalismo, la agresividad, los robos, la marginación... El riesgo se volvió capital. Las críticas ecológicas y sociológicas proporcionaron ideas y argumentos a los dirigentes mundiales. Así pues, la nueva clase dominante ligada a la economía globalizada, ha creído hallar la solución en el sindicalismo de concertación, la tecnología policial, el consumismo “crítico”, el reciclaje y la industria verde; en resumen, en el desarrollismo “sostenible” y su complemento político, la democracia “participativa.”

El crecimiento económico, a partir de los años setenta, no pudo asegurarse más por la mano de obra y pasó a depender completamente del desarrollo técnico. La tecnología se transformó en la principal fuerza productiva, suprimiendo las contradicciones que se desprendían de la preponderancia de la fuerza de trabajo. En adelante los obreros dejaban de ser el elemento principal del proceso productivo, y por consiguiente, perdían interés como factor estratégico de la lucha social. Si los conflictos laborales nunca habían cuestionado la naturaleza alienante del trabajo, ni el objeto o las consecuencias de la producción, puesto que las luchas obreras siempre se movían en la órbita del capital, menos cuestionarían ahora el meollo del problema, la máquina, condenándose a la ineficacia más absoluta como luchas por la libertad y la emancipación. Las ideologías obreristas eran progresistas; consideraban el trabajo como una actividad moralmente neutra y mantenían una confianza ciega en la ciencia y la técnica, a las que suponían los pilares del progreso una vez los medios de producción cayeran en manos proletarias. Criticaban el dominio burgués por no poder desarrollar a fondo sus capacidades productivas, o sea, por no poder ser suficientemente desarrollista. En ese punto demostraron estar equivocadas: el capitalismo, en lugar de inhibir las fuerzas productivas las va desarrollando al máximo. La sociedad plenamente burguesa es una sociedad de la abundancia. Y precisamente es esa abundancia, producto de dicho desarrollo, la que ha destruido la sociedad. En el polo opuesto, los antidesarrollistas, por definición contrarios al crecimiento de las fuerzas productivas, cuestionan los medios de producción mismos, ya que la producción, cuya demanda viene determinada por necesidades ficticias y deseos manipulados, es en su mayoría inútil y perjudicial. Lejos de querer apropiarse de ellos, aspiran a desmantelarlos. No apuestan por la autogestión de lo existente, sino por el retorno a lo local. También cuestionan la abundancia, por ser sólo abundancia de mercancías. Y critican el concepto obrerista de crisis como momento ascendente de las fuerzas revolucionarias. Bien al contrario, el capitalismo ha sabido instalarse en ella y demostrar más capacidad de maniobra que sus supuestos enemigos. La historia de los últimos años enseña que las crisis, lejos de hacer emerger un sujeto histórico cualquiera, no han hecho más que catapultar la contrarrevolución.

La visión del futuro proletario era la sociedad convertida en fábrica, nada esencialmente distinto del presente, en que la sociedad entera es un hipermercado. La diferencia obedece a que en el periodo de dominio real del capital los centros comerciales han sustituido a las fábricas y, por lo tanto, el consumo prima sobre el trabajo. Mientras las clases peligrosas se convertían en masas asalariadas dóciles, objetos pasivos del capital, el capitalismo ha profundizado su dominio, aflojando los lazos que le ligaban al mundo laboral. A su manera, el capitalismo moderno también está contra el trabajo. En la fase anterior de dominio capitalista formal se trabajaba para consumir; en la actual, hay que consumir incesantemente para que el trabajo exista. La lucha antidesarrollista quiere romper este círculo infernal, por lo que parte pues de la negación tanto del trabajo como del consumo, cosa que lleva a cuestionar la existencia de los lugares mal llamados ciudades, donde ambas actividades son preponderantes. Condena esos conglomerados amorfos poblados de masas solitarias en nombre del principio perdido que presidió su fundación: el ágora. Es la dialéctica trabajo/consumo la que caracteriza a las ciudades al mismo tiempo como empresas, mercados y fábricas globales. Por eso, el espacio urbano ha dejado de ser un lugar público para la discusión, el autogobierno, el juego o la fiesta, y su reconstrucción se rige por los criterios más espectaculares y desarrollistas. La crítica del desarrollismo es entonces una crítica del urbanismo; la resistencia a la urbanización es por excelencia una defensa del territorio.

La defensa del territorio, que tras la desaparición de la agricultura tradicional se sitúa en el centro de la cuestión social, es un combate contra su conversión en mercancía, o sea, contra la constitución de un mercado del territorio. El territorio es ahora el factor desarrollista fundamental, fuente inagotable de suelo para urbanizar, promesa de gigantescas infraestructuras, lugar para la instalación de centrales energéticas y vertederos, espacio ideal para el turismo y la industria del ocio... Es una mina inagotable de impuestos y puestos de trabajo basura, algo con lo que poner de acuerdo a las autoridades regionales, las fuerzas vivas municipales y los ecologistas neorrurales, para quienes la cuestión territorial es sobre todo un problema fiscal y de empleos. La lógica de la mercancía está fragmentando y colonizando el territorio desde las conurbaciones, componiendo con todo un solo sistema metropolitano. Las luchas antidesarrollistas tienen pues en la defensa del territorio un dique contra la oleada urbanizadora del capital. Intentan que retrocedan las fronteras urbanas. Son luchas por la recuperación del colectivismo agrario y por la desurbanización. Pero también son luchas que buscan el reencuentro y la comunicación entre las personas, luchas por el restablecimiento de la vida pública.

Para que el antidesarrollismo llene de contenido las luchas sociales ha de surgir una cultura política radicalmente diferente a la que hoy predomina. Es una cultura del “no”. No a cualquier imperativo económico, no a cualquier decisión del Estado. No se trata pues de participar en el juego político actual para contribuir en la medida que fuere a la administración del presente estado de cosas. Se trata mejor de reconstruir entre los oprimidos, fuera de la política pero en el seno mismo del conflicto, una comunidad de intereses opuestos a dicho estado. Para eso la multiplicidad de intereses locales ha de condensarse y reforzarse en un interés general, a fin de plasmarse a través del debate público en objetivos concretos y alternativas reales. Una comunidad así ha de ser igualitaria y estar guiada por la voluntad de vivir de otro modo. La política antidesarrollista se basa en el principio de la acción directa y la representación colectiva, por lo que no ha de reproducir la separación entre dirigentes y dirigidos que conforma la sociedad vigente. En esa vuelta a lo público, la economía ha de regresar al domus, ha de volver a ser lo que fue, una actividad doméstica. La comunidad ha de asegurarse contra todo poder separado, por un lado, organizándose horizontalmente mediante estructuras asamblearias, y controlando lo más directamente posible a sus delegados o enlaces, de forma que no se conviertan en jerarquías formales o informales. Por el otro, rompiendo la sumisión a la racionalidad mercantil y tecnológica. Nunca podrá dominar las condiciones de su propia reproducción inalterada si actúa de otro modo, es decir, si cree en la tecnología y en el mercado, si reconoce alguna legitimidad en las instituciones del poder dominante o adopta sus métodos de funcionamiento.

Para recuperar y desactivar la rebelión social, principalmente juvenil, contra las nuevas condiciones de la dominación, las que obedecen al mecanismo de construcción/destrucción/reconstrucción típico del desarrollismo, se pone en marcha una versión degenerada de la lucha de clases, los llamados “movimientos sociales”, plataformas inclusive. Puesto que ya no se quiere otro orden social, el mito del “ciudadano” puede sustituir cómodamente al mito del proletariado en los nuevos esquemas ideológicos. El ciudadanismo es el hijo más legítimo del obrerismo y del progresismo caducos. No surge para enterrarlos, sino para revitalizar su cadáver. En un momento en que no hay más auténtico diálogo que el que pueda existir entre los núcleos rebeldes, aquél sólo pretende dialogar con los poderes, hacerse un hueco desde donde tratar de negociar. Pero la comunidad de los oprimidos no ha de intentar coexistir pacíficamente con la sociedad opresora pues su existencia no se justifica sino en la lucha contra ella. Una manera de vivir diferente no ha de cimentarse en el diálogo y la negociación institucional con la forma esclava precedente. Su consolidación no vendrá pues ni de una transacción, ni de una crisis económica cualquiera, sino de una secesión masiva, de una disidencia generalizada, de una ruptura drástica con la política y con el mercado. En otras palabras, de una revolución de nuevo tipo. Puesto que el camino contrario a la revolución conduce no sólo a la infelicidad y la sumisión, sino a la extinción biológica de la humanidad, nosotros, los antidesarrollistas, estamos por ella.

El pensamiento antidesarrollista o antiindustrial no representa una nueva moda, una crítica puramente negativa del pensamiento científico y de las ideologías progresistas, o un vulgar primitivismo que propugna retroceder a un momento cualquiera de la Historia. Tampoco es una simple denuncia de la domesticación del proletariado y del despotismo del capital. Menos todavía algo tan mistificador como una teoría unitaria de la sociedad, propiedad de la última de las vanguardias o del último de los movimientos. Va más allá que eso. Es el estadio más avanzado de la conciencia social e histórica. Es una forma determinada de conciencia de cuya generalización depende la salvación de la época.

Miquel Amorós
Manifiesto del 7 de marzo de 2010

sábado, enero 12

El retorno de la prensa anarquista en América Latina

20 o 25 años atrás, referirse a la existencia de publicaciones periódicas ácratas en el Nuevo Mundo (unas 12 ó 15 a lo sumo) implicaba, de un modo u otro, certificar la enorme pérdida en cantidad de títulos, tiraje de ediciones, diversidad de lugares de origen y eventual número de lectores en comparación con las primeras tres décadas del S. XX. Hoy vemos con esperanza que tal retroceso no solo se ha detenido, sino que es más que perceptible el remozado impulso para crear, mantener y difundir los voceros impresos del actual anarquismo latinoamericano.
Vale la pena que dentro y fuera del continente se conozca tal circunstancia, en especial para brindar el apoyo que necesita y merece esta prensa, prueba plausible del resurgimiento libertario en nuestra región del planeta con su supervivencia, incremento y difusión, a pesar del atractivo de otras posibilidades comunicacionales,  crecientes costos de impresión, acosos variados y demás dificultades que debe enfrentar. Como contribución a ese conocimiento, aquí sigue un listado –todo lo exhaustivo que nos ha sido posible- de dichas publicaciones periódicas impresas (con al menos una nueva edición en circulación durante el año 2012), acompañadas con la indicación del país de origen y el sitio en la web o correo electrónico.

A Plebe, Brasil. http://www.grupos.com.br/blog/sindivariosspfospcobacatait/
Abrazando el Caos, Argentina. http://liberaciontotal.lahaine.org/?p=4642
Acción Directa, Chile. http://es.scribd.com/doc/98066019/AD-julio
Acción Directa, Perú. http://periodicoacciondirecta.wordpress.com
Acción Libertaria. Colombia. https://ceaccionlibertaria.wordpress.com/periodico/
Acracia, Chile. http://periodicoacracia.blogspot.com
Alter, Uruguay. revista.alter@gmail.com
Anarquía, Uruguay. http://periodicoanarquia.wordpress.com
Apoyo Mutuo, México. http://colectivoautonomomagonista.blogspot.com/2012/02/todos-los-numeros-del-periodico-apoyo.html
Aurora Insurrecta, México. https://aurorainsurrecta.wordpress.com
Avancemos, Perú. http://www.uslperu.blogspot.com
Barrikada, Uruguay. http://periodicobarrikada.blogspot.com
Bifurcar, Colombia.  http://grupobifurcacion.wordpress.com/2012/05/29/mediados-de-junio-del-2012-lanzamiento-de-nuestra-publicacion-monografica-bifurcar/
Cercanx, México. http://liberaciontotal.lahaine.org/?p=4611
Combate, Bolivia. http://es.scribd.com/doc/117118695/COMBATE-Periodico
Conspiración Ácrata, México. http://liberaciontotal.lahaine.org/?p=4699
ContrAinformación, El Salvador. http://kolectivoanarkistasolidario.blogspot.com
Cuadernos de Negación, Argentina. http://cuadernosdenegacion.blogspot.com
Cuba Libertaria. http://issuu.com/search?q=cuba%20libertaria
Dekadencia Humana, Argentina. http://dekadencia-humana-punkzine.blogspot.com
Destruye las Prisiones, México. http://destruyelasprisiones.wordpress.com
EDA – Educación Antiautoritaria, Chile. http://educacionantiautoritaria.blogspot.com
El Aguijón, Colombia. http://elaguijon-klavandoladuda.blogspot.com
El Amanecer, Chile. http://periodicoelamanecer.wordpress.com
El Forista, Argentina. http://oficiosvariosrosario.wordpress.com/el-forista/
El Libertario, Argentina. http://www.federacionlibertaria.org/libertario.html
El Libertario, Venezuela. http://www.nodo50.org/ellibertario - http://periodicoellibertario.blogspot.com
El Saleroso, Brasil. http://www.ativismoabc.org/?page_id=212
El Sol Ácrata, Chile. http://periodicoelsolacrata.wordpress.com
El Surco, Chile. http://periodicoelsurco.wordpress.com
Erosión, Chile. http://grupogomezrojas.org/revistaerosion/
Estamos en Guerra, Argentina. http://liberaciontotal.lahaine.org/?p=4556
Exilio Interior, Venezuela. http://exiliointeriorzine.blogspot.com
Exquisita Rebeldía, Argentina. exquisitarebeldia@riseup.net
Gabito, el Niño Libertario, Chile. http://educacionantiautoritaria.blogspot.com
Huelga!, Colombia. http://periodicohuelga.wordpress.com
Humanidad, Perú. http://humanidad.webcindario.com
Kiebre, Chile. http://revistakiebre.wordpress.com
La Acción Libertaria, Puerto Rico. http://la-accion-libertaria.blogspot.com
La Bomba, Chile. labomba.acrata@gmail.com
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Rojo y Negro, Uruguay. http://periodico-rojoynegro.weebly.com
Sin Banderas Ni Fronteras, Chile. http://liberaciontotal.lahaine.org/?p=4360
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Socialismo Libertário, Brasil. http://vermelhoenegro.graffitte.net/revista/Revista-Soli-01-2012-web.pdf
Sociedad de Amigos Contra el Estado, Bolivia. http://anarquiacochabamba.blogspot.com
Solidaridad, Chile. http://periodico-solidaridad.blogspot.com
Tierra y Tempestad, Uruguay. http://laturbaediciones.wordpress.com/tierra-y-tempestad/
Tribuna Libertaria, Chile. http://felpuc.wordpress.com
Verve, Brasil. htpp://www.nu-sol.org/verve/verve1.php
 
El Libertario
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miércoles, enero 9

De mujeres, violencias, ejércitos y mando

No debería extrañar a nadie que nosotras, que no tenemos un vínculo intrínseco especial con el amor, la paz y la generosidad, seamos capaces de los mayores abusos de poder, tiranía y violencias. No debería sorprendernos, pero sorprende, porque se ve que aún nos creemos que de forma esencialista, nosotras somos las dulces. Cuando una mujer soldado comete una atrocidad, parece que sea todavía más grave, porque le pesa encima el no comportarse como mujer y mostrarnos continuamente que somos tan iguales en valores masculinos si nos lo proponemos: los positivos, y los negativos.

El feminismo de la igualdad, en los albores del feminismo, nos insistió en que podíamos convertirnos en eso, que podíamos ser como hombres. Y es verdad, podemos, para bien y para mal. El de la diferencia nos hizo plantearnos si eso era lo que se pretendía. Si en realidad valoramos como positivos todos los atributos que se le asignan al varón. Si en realidad no sería aconsejable, no sólo para nosotras mismas, sino para una sociedad más justa, revalorizar algunos atributos femeninos. 

Dejando de lado ciertos feminismos esencialistas, con los que no comulgo, pues se me complica conjugarlo con la crítica al binarismo sexual, entre otras cosas, no se pretende que nosotras seamos mejores. Sino que para una auténtica liberación social, no hemos de pretender cometer los mismos errores que los hombres, como colectivo, cometieron [1].

Dentro del apartado de la soldadesca, Claudio Azia, [2] nos recuerda en "El paradigma del soldado", que "Los soldados en todos los tiempos de la humanidad debían y deben ser racionales, fríos, poco afectuosos, sometedores con sus víctimas, tener capacidad de mando, dominadores y capaces de urdir planes y estrategias de supervivencia, valientes, exitosos y competitivos." Para facilitar el asunto, todos los hombres han de asumir este estereotipo, pasándose este relevo cultural a través de los siglos, manteniéndose hoy día este modelo para juzgarse hombre hecho y derecho.


 Emma Goldman, en su texto El sufragio femenino, expresaba que La guerra, ese insaciable monstruo, despoja a la mujer de todo lo más querido y lo más precioso. Le arranca sus hermanos, sus amantes, sus hijos y a cambio recibe una vida de soledad y desesperación. Y aun así, la gran defensora y adoradora de la guerra es la mujer. Ella es la que infunde el amor a la conquista y el poder en sus hijos [...] es la mujer quien corona al victorioso al volver del campo de batalla. Esto se explica gracias al papel vertebrador de la mujer en la estructura social: es la mujer la encargada de los cuidados y quien debe inculcar los roles a los niños. De igual modo que son los padres obreros y sirvientes quienes inculcan a sus hijos, las futuras masas explotadas, que deben obedecer al patrón y ser buenos y obedientes, la mujer es la que educa a la niña a ser una buena esclava. Que el oprimido asuma como normal su opresión y se resigne a ella es la clave para el mantenimiento de todo orden social. Las jerarquías hacen que algunas personas dependan de otras, culpan a los dependientes por su dependencia y luego utilizan esa dependencia como justificación para el ejercicio de la autoridad [3]. De esta forma, la lucha por la liberación femenina lo que siempre ha buscado es que la mujer rompa sus propias cadenas, consciente de que esto será lo que genere la reacción en cadena en la aculturación social.

El militarismo no es algo que pueda ser ajeno al patriarcado, ni al capitalismo, y un auténtico feminismo liberador es el que derriba toda posibilidad de columna vertebral de ambos: militarismo y capitalismo: "El militarismo es inherente al patriarcado y lo refuerza cuando introduce la visión del mundo en los valores patri-militares, existiendo una relación clara entre lo aprendido en los ejércitos (a través de su estructura, normas, valores) y lo vivido en la casa, poniendo a los varones en la obligación de trazar un paralelismo para así ser legitimados. El patriarcado promueve la educación de los varones como soldados, dentro de la misma cultura, exigiéndoles el sometimiento a dicho paradigma, promoviendo y hasta avalando las diferentes faltas de respeto hacia todos aquellos que disientan con dicho sistema" [4].


 La construcción de la identidad de género se construye desde la infancia, impregnando desde toda institución y relación social posible la mente de l@s adoctrinad@s, para que asuman rápido y claramente los atributos de su sexo, forjando así su género (sexo cultural).  Los niños son inducidos a competir antes que compartir, para poder ser hombretones el día de mañana. Las niñas son impelidas a ser generosas, calladas, amables y dulces. Pero no debería alegrarnos que estos modelos se decontruyan meramente en pos de que las niñas también sean educadas en la competición antes que en la colaboración, en la agresión antes que en el entendimiento. En ese caso, estaremos permitiendo una debacle social.

Si bien Irene Castillo y Claudio Azia exponen que es a partir del siglo XX cuando las mujeres comienzan a formar parte importante del engranaje militar [4], lo cierto es que el séquito de mujeres que acompañaban a los hombres a la guerra parece haber sido más habitual de lo que nos permite el imaginario fílmico al respecto [5]. En cualquier caso, las mujeres apoyaron siempre en la retaguardia o acompañando a los ejércitos. Lo cual no nos convierte en mejores ni mucho menos, pero sitúa el punto de partida en un nivel diferente, ya que no es la incorporación de la mujer al ejército como una traición a su sentido esencial de "dadora de vida" al acudir al ejército cuya función esencial es, por muy "humanitario" que se pretenda, la matanza. Su sentido es otro, el error no es de las mujeres al querer entrar en el ejército, es de la sociedad entera por no querer salirse de él.

Actualmente, se produce más claramente la integración de la mujer en el marco autoritario y militar, convirtiéndolas "no sólo objeto, sino también sujeto y protagonista de la exclusión social" [6]. Mediante este proceso, una minoría de mujeres se integra en estas organizaciones de poder, asumen valores y comportamientos típicos masculinos, pasando así a ser sujetos de dominación, también de las mujeres. El militarismo admite estratégicamente a la mujer en el ejército y en estructuras de poder, pero a cambio de que sea una mujer masculinizada, de que obvie cualquier planteamiento de solidaridad no sólo con otras mujeres, sino con otros colectivos oprimidos por este autoritarismo [4]. Algo similar ocurriría con la utilización de los migrantes en ejército, que han de dejar de lado identidades y conceptos que puedan ser molestos para el planteamiento militar, así como la solidaridad con otras víctimas del imperialismo que apoyan. Teniendo que las mujeres como género están sometidas a la opresión patriarcal y a la sumisión ante los hombres, política y públicamente, muchas son las que en lugar de oponerse, aceptan ciertas prebendas con tal de subir escalones [7]. La mezquindad humana no tiene límites, y ejemplos de este tipo los encontramos en toda ocasión: ejemplos de judíos aceptando ayudar a los nazis para entregar a otros judíos, jefes de tribus indígenas vendiendo a sus jóvenes como esclavos, mil traiciones en las vísperas de huelga en fábricas y talleres, y un largo etcétera que a fuerza de repetirse no debería ni extrañarnos. Pero parece que sobretodo extraña, duele e indigna, cuando es la mujer la traidora, como si ella debiera llevar grabado más a fuego lealtad alguna a su identidad femenina, a su condición social de ser dulce y amoroso.


 Pero frente a esto, no todas las feministas aplauden tontamente la entrada de la mujer al ejército, como parece insinuarse últimamente con tantas críticas "al feminismo", como si sólo existiera uno y como si hubiera hecho más por afianzar los cimientos del capitalismo y su brazo armado, que ningún otro proceso histórico de acumulación primitiva [8]. Recordemos que muchas son las organizaciones de Mujeres Feministas que se oponen a todos estos procesos de normalización del ejército, maquillaje humanitario y demás: Mujeres Objetoras de Conciencia del Paraguay, Mujeres de Negro, Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo, las Viudas de Guatemala o las Madres de El Salvador y un larguísimo etcétera de representantes del feminismo pacifista y antimilitarista.

Desde el poder, se pretende despojar al feminismo (o feminismos) de todo sentido, creando un feminismo institucional no sólo descafeinado, sino claramente contraproducente [9]. Esto es porque desde el poder no se pueden aceptar unas teorías que asumidas sin tapujos comprometen las relaciones mercantiles y tambalean el capitalismo, tal y como se proclama desde los ecofeminismos y la crítica a la larga cadena del trabajo de cuidados. Esta crítica al sistema económico, pero también a su forma de estudiarlo y asumirlo, viene de la economía feminista, y es totalmente incompatible con el poder, con los mercados y con el capitalismo, precisamente porque pretende colocar la vida y las relaciones afectivas en el centro, desplazando el lugar central que ocupa el mercado, destruyendo los límites aplicables al concepto de trabajo [10, 11]. Algo inconcebible por la economía capitalista, donde no se produce lo que necesitan las personas, sino lo que produzca beneficios, y de este modo, es lo mismo producir medicinas o bombas [12]. Y sin embargo, es necesario recordar que esta perspectiva, la que incluye la necesaria y fundamental carga no remunerada para el desarrollo del capitalismo, ha sido tantas veces olvidada en los análisis críticos de la economía, empezando por el marxista. [10,11]. Pero es precisamente el discurso incompatible con el capitalismo el auténticamente anti-militarista, pues éste se mantiene a costa de la centralización financiera y control por parte del estado [13, 14]. Atacar sus cimientos, poniendo de relieve la economía femenina sumergida, las relaciones de poder entre hombres y mujeres, poner al descubierto la externalización que se produce continuamente con la satisfacción de las necesidades, la larga y global cadena de cuidados, es fundamental para acabar con el capitalismo. Negar que este tipo de relaciones desiguales tenga lugar, es potenciarlo.

 Esta perspectiva, poner la vida en el centro y la satisfacción de necesidades como lo primordial, confronta claramente con la pretensión de que la liberación femenina pase por la entrada de la mujer al ejército. No porque creamos que "no podrá", no porque creamos que "no es su lugar por ser mujer", sino que "no es su lugar por ser humana". La intención cuando hablamos de liberación, es otra: queremos que las personas no ocupen ese lugar. Parafraseando a Petra Kelly (si bien no estaremos de acuerdo con muchas otras actividades de esta mujer, desde luego esta frase es relevante a lo que decimos): No debería haber ninguna mujer en el ejército. Saquemos de ahí a los hombres!

 Por lo tanto, acusar al feminismo de ser el impulsor del ejército es una de las mayores tergiversaciones posibles, precisamente porque existe una relación clara y profunda entre militarismo, degradación ambiental y sexismo [14, 15]. Ahondando en el carácter claramente patriarcal del ejército, no se puede negar tampoco la relación entre militarismo y control de natalidad. Las mujeres, como reproductoras (ya sea de la fuerza de trabajo, ya sea de la soldadesca), tenemos que ser controladas por un ente externo, que impida que decidamos sobre nuestros cuerpos, nuestros ciclos vitales y nuestras aspiraciones. Esto va íntimamente ligado a la penalización del aborto en las sociedades más militarizadas [16]. Es, pues, incompatible defender la liberación femenina (es más, la liberación humana), con la entrada en el ejército de la mujer; con el negarle el derecho al control reproductivo (que va desde el uso de anticonceptivos hasta el derecho al aborto); y aún más, con la negación de que sigue manteniéndose una profunda estructura patriarcal y misógina que sostiene el capitalismo y lo vertebra. Negar todo esto es caminar en una dirección que nos aleja del cometido real, que es el de una sociedad más justa, donde lo principal sea la satisfacción de necesidades de las personas, donde la mujer no sea el único eje que soporta los trabajos de cuidados, sino que estos sean el fundamento social, compartido entre tod@s. Sino, a lo más que aspiramos es o a un capitalismo de Estado, siendo explotados en una economía productivista dirigida por "camaradas revolucionarios", o a una sociedad eco-machista, donde perduren relaciones de poder y sea la mujer la que permanece maniatada en sus aspiraciones propias por el "deber femenino de cuidar de los demás", que ni es tan histórico ni tan natural. El cuidado de las personas se repartía y realizaba de la comunidad para la comunidad y el apoyo mutuo entre todos sus miembros es a lo que debemos aspirar, sin relaciones de poder, por la satisfacción de las necesidades de los individuos, desde lo social, en libertad y armonía. Puede que en el proceso de librarnos de la dominación de padres y maridos hayamos caído en las brasas de la dominación del mercado. Pero la solución nunca será volver atrás, al fuego anterior. Sólo queda seguir caminando por la liberación de todas y todos.

[1] Goldman, Emma. La palabra como arma. Recopilación de textos editada por LaMalatesta - Tierra de fuego.

[2] Azia , Claudio (2011). “El paradigma del soldado”. IV Coloquio Internacional sobre Estudios de los Varones y Masculinidades. Montevideo.

[3] Entrevista a Azuzena Fdez Barba, por Martha Ackelsberg en 1981, Perpignan.

[4] El Militarismo: ¿un refuerzo a la ideología patriarcal? Disponible en http://periodicoellibertario.blogspot.com.es/2012/05/el-militarismo-un-refuerzo-la-ideologia.html#more

 
[5] Las Mujeres y el Ejército, de la edad antigua a hoy. Tertulia en el Centro de Estudios de la Mujer (CEMUSA). Disponible sinópsis en http://mujeres.usal.es/index.php?option=com_content&task=view&id=307&Itemid=78

[6] Lagarde, Marcela (1995). Género y Poderes. Heredia: Instituto de Estudios de la Mujer. Universidad Nacional Autónoma.

[7] García de León, María Antonia (2011). Cabeza moderna, corazón patriarcal. Anthropos

[8] Federici, Silvia (2011). Calibán y la bruja. Traficantes de sueños.

[9] Como el ejemplo que nos muestra el grupo Tortuga, grupo antimilitarista Elx-Alacant, Disponible en http://www.grupotortuga.com/Cuantas-mas-mujeres-esten-en-el?var_recherche=mujer%20y%20ejercito


[10] Orozco, Amaia (2010). Diagnóstico de la crisis y respuestas desde la economía feminista. Economía Crítica, 9.

[11] Pérez Orozco, Amaia y del Río, Sira (2002). La economía desde el feminismo: trabajos y cuidados. Rescoldos, noviembre. Disponible en http://www.ecologistasenaccion.org/article13104.html#nb2-1


[12] Río, Sira del (2000). Mujeres, globalización y Unión Europea: algunas reflexiones. Disponible en www.nodo50.org/caes

[13] Hernández, Jose Ángel (2012). La sacralización del ejército en las sociedades humanas. Disponible en http://www.grupotortuga.com/La-sacralizacion-del-ejercito-en?var_recherche=mujer%20y%20ejercito

[14] Dossier mujer y militarismo 1991, MOC  Disponible en http://www.mujerpalabra.net/activismo/mujeresmocmadrid/dossiermujeryantimilitarismo.pdf

[15] Hartmann, Betsy (2006). Género, militarismo y cambio climático. ZNet Commentary. Disponible en http://www.wrm.org.uy/boletin/107/Genero_Militarismo.html

[16] Zajović, Staša (1990) Derechos reproductivos [y construcción de la guerra]. Artículo presentado en la Sexta Reunión Internacional Mujer y Salud (Manila), en noviembre de 1990 y publicado en inglés en la revista Reproductive rights (Amsterdam). Disponible en http://www.mujerpalabra.net/activismo/pacifismo/pacifismofeminista/stasa_derechosreproductivos.htm

Mandarina Ácida

Periódico Tierra y Libertad

sábado, enero 5

Presentación de "Maroto, el héroe. Una biografía del anarquismo andaluz", por Miquel Amorós

 
Charla de presentación del libro Maroto, el héroe. Una biografía del anarquismo andaluz, a cargo de su autor Miquel Amoròs. Audio muy interesante en el que el autor reflexiona lúcidamente en torno a múltiples cuestiones.


Para leer y/o descargar el libro AQUÍ

El anarquismo andaluz figura entre los grandes vacíos de la historia de la primera mitad del siglo XX y, concretamente, de la que se refiere al periodo que abarca la dictadura de Primo de Rivera, la República y la Guerra Civil y la Revolución. Estas dos décadas de cruenta guerra de clases, de las que saldrían victoriosos los sectores más reaccionarios y, en definitiva, el fascismo, convirtieron al anarcosindicalista granadino Francisco Maroto del Ojo en el símbolo de una generación de militantes y luchadores.
Maroto, hijo de una familia de tres hermanos y huérfano de padre desde muy joven, nació en el barrio del Albaicín, donde residía buena parte de la clase obrera granadina, expulsada del centro tras sucesivas remodelaciones urbanísticas. Ebanista de profesión, sería uno de los principales líderes de la CNT en Granada durante la República. Maroto se convertiría en un personaje tan querido por las clases populares granadinas como aborrecido por la burguesía y los caciques granadinos, los cuales formaban «parte de la derecha más conservadora y ultramontana». Calificado de «maleante y delincuente» en las páginas del diario monárquico El Ideal, Francisco Maroto participó activamente en la enconada conflictividad obrera existente en Granada en los años treinta, sufriendo la consiguiente represión.
Pero sería durante la guerra cuando se dibujarían en Maroto los rasgos que lo convierten en una figura sobresaliente, junto con otras como el malagueño Juan Santana Calero o el sevillano Juan Arcas. A pesar de haber conseguido organizar una columna de milicianos que demostró una más que sobrada solvencia militar, la estrepitosa caída de Málaga fue utilizada para criminalizar a las milicias anarquistas y, en última instancia, para encarcelar y quitar de en medio al propio Maroto. A pesar de las acusaciones sin pruebas y de las incontables peticiones de libertad, la inquina hacía él tanto del PCE como del gobernador civil de Almería, el socialista Gabriel Morón —junto con la pasividad calculada de los organismos dirigentes de la CNT, más preocupados por los equilibrios en las instancias de gobierno que por los presos anarquistas—, hicieron que pasara buena parte de la guerra en la cárcel.
Capturado por los fascistas en Alicante en enero de 1940, sería fusilado en julio de ese año tras ser salvajemente torturado. La historia de Maroto no puede leerse como la historia de un solo hombre, sino como una biografía de un anarquismo andaluz que en las luchas sociales forjó el carácter de cientos de militantes. Una historia que ha sido cerrada a cal y canto tanto por el Franquismo como por el régimen que le sucedería.

jueves, enero 3

Nina Simone - Ain't Got No...I've Got Life

No tengo hogar, no tengo zapatos
No tengo dinero, no tengo clase
No tengo faldas, no tengo jersey
No tengo perfume, no tengo cerveza
No tengo mente

No tengo madre, no tengo cultura
No tengo amigos, no tengo estudios
No tengo amor, no tengo nombre
No tengo pasaje, no tengo ficha
No tengo Dios

¿Qué pasa con Dios?
¿Por qué estoy viva entonces?
Sí, ¿qué pasa con Dios?
Nadie puede quitarle mérito

Tengo pelo, tengo cabeza
Tengo cerebro, tengo orejas
Tengo ojos, tengo nariz
Tengo boca,… tengo sonrisa

Tengo lengua, tengo barbilla
Tengo cuello, tengo tetas
Tengo corazón, tengo alma
Tengo culo,… tengo sexo

Tengo brazos, tengo manos
Tengo dedos, tengo piernas
Tengo pies, tengo puntera
Tengo hígado, tengo sangre

Tengo vida, tengo libertad
Tengo la vida

Y la voy a conservar
Tengo la vida
Y nadie se la va a llevar
Tengo la vida