Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

sábado, agosto 31

Hablemos del aborto. Un tema pendiente y urgente en las reflexiones anarquistas

El caso de una niña de 11 años embarazada producto de la violación por su padrastro ha destapado nuevamente un grave problema social que aflige a las mujeres en la región chilena: El Estado prohíbe todo tipo de aborto, incluso el terapéutico, tampoco está permitido en caso de violación.  

A continuación para ahondar más en el tema comparto un texto escrito por Por J y A malahierba, publicado en El Surco, nº35, Mayo 2012 :

Los primeros meses de este 2012 la agenda política parlamentaria nos brindó la oportunidad de ser espectadores de una antigua riña entre los sectores conservadores y progresistas del circo de la democracia, a propósito del debate sobre el aborto terapéutico. Tras unas semanas de simulados y previsibles debates televisados el senado rechazó la posibilidad de legislar sobre los tres proyectos de ley que buscaban despenalizar el aborto terapéutico (bajo tres supuestos: embarazo inviable, posible riesgo vital para la madre, o violación).  Así que por ahora el Estado chileno seguirá siendo un orgulloso miembro de esa minoría de diez países en el mundo que sanciona  la interrupción del embarazo en cualquiera de sus formas.

Nada que sorprenda,  una vez más se evidencia la hegemonía en el poder de unas familias ligadas a la iglesia y a la burguesía más arcaica de este Estado, que desean seguir moldeando nuestras vidas bajo su autoridad y violencia. Mientras se daban estos debates, en la vida real las mujeres, las más pobres, las más obligadas a cumplir la ley, son forzadas a mantener embarazos que no desean o interrumpirlos “a la mala”, ya que abortar ilegalmente en una clínica es posible, pero cuesta un millón y medio de pesos, por lo que quedan pocas opciones. En este caso la ley que sanciona el aborto fue dejada lista para la democracia liberal por Pinochet y sus secuaces, lo paradójico es que durante la llamada dictadura fue legal por razones médicas.  Esto muestra una de las caras más absurdas de esta democracia made in $hile, hibridación neoliberal y ultra conservadora, donde se evidencian las propias contradicciones en los dogmas del poder. Por una parte las clases gobernantes abogan a la libertad de empresa pero bajo una constante vigilancia moral, hay cosas que no se pueden hacer, pese a que sean un buen negocio.

Dios, el Estado y el patriarcado en nuestros ovarios forzándonos a una maternidad que en muchas ocasiones pone en riesgo tu salud o que simplemente no la quieres. Son muchas las mujeres que deciden abandonar la actitud pasiva e interferir en su embarazo e interrumpirlo, por las razones que ellas estimen oportunas, sean médicas o no,  y dar un paso a la clandestinidad. Lamentablemente es frecuente que con algunas consecuencias aparejadas, como terminar en un hospital, además de la lapidación social desde el momento en que una mujer se le ocurre verbalizar su intención de no ser madre y que termina con la persecución legal cuando esta es consecuente consigo misma. Las penas varían entre los 3 y los 5 años para las mujeres que deciden interrumpir su embarazo, mientras quienes sean acusados de facilitarlo pueden ser condenados desde 541 días a 3 años de cárcel, sancionando el aborto como si se les hubiera usurpado parte de su sagrada propiedad privada, con cárcel. El miedo a este castigo ha terminado con la vida de muchas mujeres, infectadas y escondidas, por negarse a parir más población para las estadísticas de las clases gobernantes. Según informaciones del INE las complicaciones derivadas del llamado aborto ilegal causaron la cuarta parte de las muertes maternas, posicionándose el aborto como la primera causa de mortalidad materna en Chile. No es ninguna novedad afirmar que el Estado nos mata, sin embargo para nosotras esta es sin duda una de sus formas más perversas.
Es una obviedad a veces no tan obvia para algunos que algo es ilegal o legal producto de una ley conductista por la cual el Estado y sus dueños nos imponen sus voluntades, organizando nuestros quehaceres, normando nuestra existencia, incluso nuestro cuerpo.  Sabemos que las leyes no se hicieron  para liberarnos, tampoco cuando se trata de leyes que se disfrazan de derechos para los oprimidos, solo se modifican las condiciones de la condena, nada más, y a veces eso resulta agradable en nuestra cotidianidad,  pero solo eso, la soga sigue al cuello, aunque parezca que apriete menos. Por lo tanto la batalla parlamentaria por la despenalización del aborto carecería de un sentido real de liberación, por lo que como anarquistas nos resulta como menos incómodo sumarnos a demandas que buscan mejorar condiciones inmediatas bajo la tutela del Estado. En cambio solemos vernos cómodos en ciertos términos de la romántica clandestinidad, incluso buscamos fomentarlos pese a convivir en la vergonzosa contradicción de la legalidad diaria. En el caso del aborto, la ilegalidad suele ser una opción compleja, ya que su práctica puede aparejar problemas de salud a los que no les podemos dar respuesta sin caer en manos del Estado, en su institución hospitalaria. Rechazamos el Estado y perfeccionarlo mediante luchas por demandas coyunturales, queremos vivir al margen de sus ritmos y en ofensiva contra él, pero la dependencia en la salud capitalista nos hace caer nuevamente en sus garras. Pese a toda la solidaridad que podamos generar, las mujeres seguirán desangrándose en los pasillos del hospital ¿Si hoy el aborto fuera legal te plantearías hacerlo fuera de un hospital?

Reconocernos en la contradicción nos hace crecer, ser menos soberbios y ver más allá del horizonte. La opción no debe ser escapar del conflicto, sino más bien atacarlo desde distintos frentes, que cada cual invente el suyo. Por lo que no vamos a juzgar desde un olimpo de pureza a los individuos que decidan ser parte de una lucha reformista por la despenalización del aborto. Pese a la antipatía que nos suscita la falsa careta emancipadora y el embriagador perfume a comodidad y apatía del reformismo, las demandas sociales estuvieron y están presentes, nos guste o no y no podemos obviar que en este caso despenalizar el aborto sería evitarles a muchas mujeres situaciones de lo más perversas, seguirían esclavas, pero esclavas vivas. No es la intención de este escrito dar una respuesta a la contradicción en la que nos encontramos en torno a la lucha por la legalización del aborto, tampoco ante el uso de la salud estatal,  menos dar cátedra de un que hacer frente a las luchas sociales pro estatales.  Lo que intentamos es acercarnos a un tema poco tratado, que tiene lugares comunes con otras muchas discusiones, pero que también tiene matices únicos.

Un frente de ataque siempre es la solidaridad, el apoyo a las mujeres que decidan dar este paso. Podemos apoyarnos rescatando viejos saberes, creando nuevos y compartiéndolos.  No todos saben de las bondades de las plantas como la borraja, que actúa como píldora del día después natural o no todas conocen páginas seguras de apoyo en la web, para que quien lo necesita pueda informarse (www.womanonwaves.org). Pese a que reconocemos dignamente nuestras limitaciones debemos seguir explorando, creando alternativas, con el fin de recuperar nuestras vidas. Reconquistar el conocimiento de nuestros cuerpos, vivir la sexualidad activamente, de una manera mas que responsable, de respeto contigo misma, no dejar que el sexo sea algo que te suceda, previniendo así posibles embarazos no deseados. Tal vez nos quedan muchas posibilidades de enfrentar esta situación en el tintero, tal vez las expuestas aquí  no son las únicas, tal vez no son siquiera las más importantes, pero es necesario comenzar a hablar, a discutir, a conversar, no en busca de respuestas certeras, sino como una primera aproximación, unas primeras interrogantes, sobre un tema pendiente y urgente en las discusiones anarquistas, como es el aborto y otras cuestiones relacionados a la mujer.

Nos parece importante aclarar que durante  toda la descripción hemos presentado la interrupción de un embarazo como un acto individual de autonomía en base de la libertad para decidir sobre la propia vida, y así lo entendemos, pero también creemos que esta acción esta marcada por un contexto que no podemos evadir, y este contexto es el sistema de dominación capitalista. ¿Si la vida no estuviera mercantilizada, si los hijos no fueran entendidos como propiedad, abrazaríamos tanto esta vía? Podríamos especular largamente sobre esto, se dice que abortos ha habido desde casi siempre, a lo largo de toda la historia conocida, por lo que no podemos caer en la idealización de un mundo libre donde no habrá dolor, ni pena, ni abortos voluntarios, sin embargo naturalizar la práctica del aborto como un deber ser sin reconocer la trama en donde está inserta también nos puede llevar a afirmaciones peligrosas. Si no entendemos la maternidad como obligatoria, tampoco el aborto es la respuesta universal, dependerá de la voluntad de la mujer libre, son las cosas de la libertad. Los animamos a teorizar.

Un último punto que no queremos dejar de abordar es el cuestionarnos el silencio mezquino que ha ignorado esta situación vivida por las mujeres durante ya demasiado tiempo. No hay conversatorios, ni periódicos, ni fanzine, ni canción, sobre el aborto. No nos podemos evitar preguntar: ¿si los hombres abortasen estarían estos temas más instaurados en nuestras batallas cotidianas? Aquí nos topamos con un viejo conflicto en torno a la subordinación de la mujer en la vida y en las luchas, pero lejos de querer enquistar la discusión buscando víctimas y verdugos,  deseamos abrir el debate y la acción conjunta en torno a las propias cadenas que arrastramos. Es importante la incorporación de los temas que atañen a las mujeres dentro de los espacios ácratas, de manera que nos deshagamos del idioma sexista y machista que sigue preponderando dentro de nuestros espacios comunes y podamos hacer que temas como el de la opresión de género,  o el aborto sean parte de las discusiones diarias y permanentes. No creemos que este sea un tema solo de mujeres, no solidarizamos con los presos políticos solo si vemos privada nuestra propia libertad, la solidaridad tampoco debe detenerse en las fronteras imaginarias del género. Juntos podemos jugar a desaprender de nuestros ser hombre y ser mujer, descargar de las identidades de género  los significados que se les han impuesto por siglos. Nosotras no existimos para parir y cuidar y los hombres si  pueden llorar. Deconstruyamos y destruyamos al hombre y a la mujer, a la maternidad y a la paternidad, a la familia y a la sexualidad y comencemos de nuevo, entonces….¿Jugamos?

Por J y A malahierba

Publicado en El Surco, nº35, Mayo 2012




“Puede que me arresten, me procesen y me metan en la cárcel, pero nunca me callaré; nunca asentiré o me someteré a la autoridad, nunca haré las paces con un sistema que degrada a la mujer a una mera incubadora y que se ceba con sus inocentes víctimas.”


Emma Goldman (La palabra como arma)

miércoles, agosto 28

Anarquismo y homosexualidad

Otra lectura que he realizado recientemente ha sido el libro Anarquismo y homosexualidad (obra que he conseguido recientemente, pero que se publicó ya hace 14 años). Se trata de una investigación realizada por el inglés Richard Cleminson (hombre de ideas anarquistas, no sé si es importante decirlo), especializado en la reforma anarquista sexual en la España de los años 30, con numerosos artículos publicados acerca de la homosexualidad, la eugenesia y sobre Wilheim Reich en los medios izquierdistas españoles. La obra recoge diversos artículos publicados entre 1924 y 1935, y trata de analizar pormenorizadamente cómo se veía la cuestión homosexual en los medios anarquistas españoles del primer tercio del siglo XX.

Desgraciadamente, ni siquiera personas con ideas sociales tan avanzadas pudieron escapar a la condición de "hijos de su tiempo" para ciertas cuestiones. Es necesario contextualizar los artículos recogidos en este estudio, siendo críticos con la historia de las ideas en aras de una mayor libertad para que cada persona pueda desarrollar su identidad. Si algo caracterizó al anarquismo y a los anarquistas es su deseo de buscar la liberación y ampliar el horizonte de la libertad en todos los ámbitos humanos, y en bien de unas bellas ideas (que buscan su concreción en una adecuada praxis) hay que buscar la corrección y el progreso de las mismas. La ausencia de cerrazón doctrinaria y el espíritu crítico deben formar parte del ideal libertario, a diferencia de otras ideas que aseguraban ser portadoras de la emancipación social, y que llevaron a cabo los mayores horrores en la práctica (conocidas son las persecuciones, también a homosexuales, en el socialismo de Estado de inspiración marxista). La liberación sexual es tan o más importante que cualquier otra que se desarrolle en la vida personal y colectiva, y no puedo evitar recordar de nuevo la divertida y significativa anécdota protagonizada por Emma Goldman y un ya anciano Kropotkin. Cuando la corajuda mujer le insistió en la importancia de la cuestión sexual en la revolución al autor de La conquista el pan, éste desdeñó sus palabras primando los factores económicos frente a cualquier otro; Goldman le espetó algo así como que, tal vez, cuando llegara a su edad para ella también fuera la sexual una cuestión menor.

La obra de Cleminson comienza con una aclaración, que tal vez resulte sorprendente para muchos. Recuerda la cantidad de estudios recientes que hablan en contra de una tesis "esencialista" según la cual siempre habría habido "homosexuales" o "gays" en la historia humana. Lo que se quiere decir es que el concepto de homosexualidad no existía hasta hace poco más de un siglo, que las relaciones entre personas del mismo sexo, que se han dado siempre, tienen un significado diferente según la época en que se produzcan. Foucault, en su Historia de la sexualidad, sugiere que es en el siglo XVIII, en países como Inglaterra, Francia, Italia o Alemania, cuando empiezan a surgir "discursos" sobre la sexualidad con intenciones normalizadoras. Las conclusiones de Foucault son sorprendentes y esclarecedoras, lo que hicieron esos discursos fue canalizar esa "verdadera explosión discursiva en torno y a propósito del sexo" y poder así legitimar o deslegitimar ciertas formas de expresión sexual; de esta forma, esa "incitación" a hablar de sexo que se produce en ese tiempo se concentrará en las enfermedades mentales, endocrinológicas y genésicas. Es a finales del siglo XIX cuando se concreta y toma forma el análisis del "desviado" en general, y de ciertos grupos en particular. "Invertido" es un término basado en unas premisas que hablan de la posible desviación de cualquier persona de la forma de expresión sexual correcta y normal (o sea, el erotismo hacia personas del sexo opuesto). Esta inversión de roles sexuales podría tener una condición patológica o congénita, otras veces "adquirida" por vicio o malas compañías.

Cleminson asegura que el anarquismo español de los años 30 del siglo XX suponía "la culminación y el cruce de las ideas radicales en muchos sectores, incluido el médico, el psicológico y el corporal". Los propósitos de los anarquistas no se limitaban a la mejora de la vida económica, sino que la mayoría de ellos representaban lo más avanzado en ideas tales como el nudismo, la puericultura, la eugenesia, la pedagogía, el vegetarianismo o el naturismo. Muestra de todo ello son los artículos publicados en revistas ácratas de la época, como Generación Consciente o La Revista Blanca, algunos de los cuáles hablaban de una profundización en las ideas sexuales en bien de la revolución propuesta. Eran ideas radicales, constantemente enriquecidas por todo lo nuevo que llegara de fuera, sobre las relaciones humanas y personales para edificar una nueva sociedad basada en principios muy distintos a los que suponía el capitalismo y la sociedad autoritaria. Esta capacidad del anarquismo para acoger proyectos innovadores, y para mirar más allá de la simple reinvidicación económica, es la que le llevó a apoyar proyectos como la Escuela Moderna de Ferrer Guardia o la primera organización neomalthusiana de España (un tema controvertido éste, que no siempre se contempló desde una óptica humana y progresista, como en el caso de los libertarios). El sexólogo Wilhelm Reich diría lo siguiente: "Siempre han sido los anarquistas de todos los grupos socialistas quienes han puesto más atención a la liberación y revolución de la vida personal y a la creación del espíritu revolucionario, y que por eso pronto examinaron el problema de la liberación sexual".

España no quedó al margen de esa "puesta en discurso" de la que habla Foucault, según la cual cobra importancia la medicalización y psiquiatrización del sexo y del placer sexual. Si los médicos y científicos españoles recogieron ese nuevo análisis, el anarquismo español a su vez se vio influido por aquéllos. Tanto en Francia como en España, los anarquistas se involucran en el movimiento hacia el control de la natalidad, la organización sexual y las enfermedades venéreas (en algunos caso, yendo más allá de las propuestas de la comunidad científica general, comprender aspectos problemáticas y proponer soluciones avanzadas). El deseo de crear una generación consciente llevará a asumir muchas veces los postulados de una sexualidad libre y sana, es decir de una normalización de la conducta sexual. A pesar de esta preferencia por la conducta heterosexual, influencia de una visión "científica" de su tiempo, hay que insistir en el carácter humanitario y comprensivo de las propuestas anarquistas, su sincero deseo de mejorar la vida de la clase obrera en todos los campos y su negativa constante a reprimir cualquier actitud. Como dice Cleminson, y desgraciadamente así parece, muchos movimientos definidos como revolucionarios se muestran a veces influenciados por una moral y métodos de actuación imperantes, contrarias al espíritu de sus ideas emancipadoras; en este caso, una visión insertada también en una moral cristiana omnipresente, demonizadora de toda condición diferente a la heterosexual y procreadora. Los anarquistas rompieron muchos moldes en los años 20 y 30 del siglo XX, pero Cleminson trata de demostrar que no pudieron con todos. Los anarquistas actuales no piensan ya así, y su concepto de la emancipación sexual es lo más amplio posible abarcando por supuesto todas las condiciones sexuales. Si algo es exigible a un anarquista de cualquier tiempo es que considere el amor libre, regido únicamente por el deseo y el respeto mutuos.

Como ya he dicho, los anarquistas siempre se han mostrado proclives a redefinir sus posturas y tácticas, y a ser críticos con los errores del pasado. Anarquismo y homosexualidad, de Richard Cleminson, es un ejemplo de ello. No puedo evitar reproducir, como hace Cleminson al final de su libro, un comentario de Marie-Louise Berneri, la anarquista que apoyó a los revolucionarios españoles de los años 30 y cuyo padre Camillo Berneri fue asesinado en las "Jornadas de Mayo" de 1937: "Es desde una perspectiva anarquista y sin ser estorbados por ninguna falsa lealtad ni consideraciones oportunísticas, pero también con modestia y comprensión que deberíamos extraer las enseñanzas de la Revolución Española. Estoy convencida de que nuestro movimiento será más desmoralizado y debilitado por la admiración ciega y alabadora que no por la aceptación franca de nuestros errores pasados".
 
Capi Vidal
http://reflexionesdesdeanarres.blogspot.com.es/2009/11/anarquismo-y-homosexualidad.html

domingo, agosto 25

Nuestro país es el mundo entero: La inmigración y el anarquismo en EE.UU. (1885-1940)

Kenyon Zimmer: «The whole world is our country»: Immigration and anarchism in the United States (1885-1940). University of Pittsburgh. Pittsburgh, 2010.

Entre 1880 y la década de los cuarenta del siglo pasado decenas de miles de anarquistas actuaron en Estados Unidos, la gran mayoría de ellos inmigrantes de primera y de segunda generación. Pero la mayoría de estos inmigrantes cuando llegaron a las costas estadounidenses no eran libertarios. El vínculo entre migración y movimiento anarquista es un hecho.
Este estudio académico de Kenyon Zimmer, de la Universidad de Pittsburgh (Pensilvania, EEUU), se pregunta el motivo por el cual estos inmigrantes abrazaron el pensamiento libertario, un pensamiento marcadamente antinacionalista y cosmopolita. Este trabajo se centra especialmente en las comunidades de inmigrantes italiana y judía de Europa, las que más se decantaron por el movimiento libertario, y que radica sobre todo en Nueva York (Nueva York), Paterson (New Jersey) y San Francisco (California), utilizando como fuentes las publicaciones anarquistas y los archivos policiales y de las organizaciones. El trabajo repasa el papel del movimiento libertario en varios hechos históricos, como la Gran Guerra, la Revolución rusa, la "Amenaza Roja", la Guerra Civil española, etc. El trabajo es muy interesante, aporta bastante documentación y datos y plantea temas para futuras investigaciones.

Descargar Libro [PDF]

Fuente: http://anarcobiblioteca.balearweb.net/

jueves, agosto 22

Libertad

Sobre mis cuadernos de colegial
Sobre el pupitre y los árboles
Sobre la arena sobre la nieve
Escribo tu nombre

Sobre todas las páginas leídas
Sobre todas las páginas en blanco
Piedra, sangre, papel o ceniza
Escribo tu nombre

Sobre las imágenes doradas
Sobre las armas de los belicosos
Sobre la corona de reyes
Escribo tu nombre

Sobre la selva y el desierto
Sobre los nidos sobre las retamas
Sobre el eco de mi infancia
Escribo tu nombre

Sobre las maravillas de las noches
Sobre el pan blanco de los días
Sobre las temporadas desposadas
Escribo tu nombre

Sobre todos mis trapos de azul
Sobre el estanque sol enmohecido
Sobre el lago luna viva
Escribo tu nombre

Sobre los campos sobre el horizonte
Sobre las alas de los pájaros
Y sobre el molino de las sombras
Escribo tu nombre

Sobre cada soplo de aurora
Sobre el mar en los barcos
Sobre la montaña lunática
Escribo tu nombre

Sobre la espuma de las nubes
Sobre los sudores de la tormenta
Sobre la lluvia gruesa e insípida
Escribo tu nombre

Sobre las formas que centellean
Sobre las campanas de los colores
Sobre la verdad física
Escribo tu nombre

Sobre las sendas despertadas
Sobre las carreteras desplegadas
Sobre los lugares que desbordan
Escribo tu nombre

Sobre la lámpara que se enciende
Sobre la lámpara que se apaga
Sobre mis casas reunidas
Escribo tu nombre

Sobre el fruto cortado en dos
Espejo y mi habitación
Sobre mi cama vacía
Escribo tu nombre

Sobre mi perro codicioso y tierno
Sobre sus orejas elaboradas
Sobre su pierna torpe
Escribo tu nombre

Sobre el trampolín de mi puerta
Sobre los objetos familiares
Sobre el mar del fuego bendito
Escribo tu nombre

Sobre toda carne concedida
Sobre la frente de mis amigos
Sobre cada mano que se tiende
Escribo tu nombre

Sobre el cristal de las sorpresas
Sobre los labios atentos
Bien sobre el silencio
Escribo tu nombre

Sobre mis refugios destruidos
Sobre mis faros aplastados
Sobre las paredes de mi problema
Escribo tu nombre

Sobre la ausencia sin deseos
Sobre la soledad desnuda
Sobre las marchas de la muerte
Escribo tu nombre

Sobre la salud vuelta de nuevo
Sobre el riesgo desaparecido
Sobre la esperanza sin recuerdos
Escribo tu nombre

Y por el poder de una palabra
Reinicio mi vida
Nací para conocerte
Para nombrarte
Libertad

 Paul Éluard

lunes, agosto 19

La búsqueda pueril de un propósito en el cosmos

 ¿Por qué el ser humano posee la tendencia a encontrar un propósito y un sentido en hechos cotidianos fácilmente explicables? ¿No son la ciencia y el arte disciplinas que pueden suplir de manera sólida esa inclinación a lo esotérico? Defendemos desde este texto, y tratamos de explicar en función de visiones religiosas y metafísicas, lo pernicioso de ese abandono pueril a lo "extraordinario", a buscar un sentido oculto en la existencia humana y en la creación del universo

A nivel cotidiano, podemos escuchar a algunas personas aludir, de una manera o de otra, a que las cosas que ocurren en nuestra vida tienen "algún sentido"; no serían, en cualquier caso y según esta interpretación, producto de la mera casualidad, pero revelando poco o ningún deseo de indagar y abandonándose con demasiada facilidad a interpretaciones más bien pueriles y simplistas. Quiere buscarse una asociación, en circunstancias muy concretas no demasiado difíciles de explicar si no nos evadimos con facilidad en busca de "algo extraordinario", para concluir en una especie de sentido o propósito en la existencia humana y en el conjunto del cosmos (me atrevo a expresarlo así, ya que hay una evidente conexión entre la interpretación de nuestra vida y algún tipo de cosmogonía).

¿Por qué esta tendencia del ser humano? Antes de nada, y como ya he insistido otras veces para que nadie se ponga a la defensiva, ya que el objetivo es hacer reflexionar, no es una simple cuestión de descalificar a las personas; el ser humano es, por lo general, racional e inteligente, pero también posee una peligrosa tendencia a entregarse a interpretaciones extraordinarias y (supuestamente) admirables. Una vez más, defenderemos aquí, frente a esa actitud, el deseo de hacerse preguntas y de profundizar en los asuntos humanos con miras a transformar la realidad; es tan sencillo como eso y, me temo, el abandono a una actitud sobrenatural en ciertos ámbitos de nuestra vida conlleva la mayor de las veces todo lo contrario. Nuestra propia condición de seres inteligentes y racionales nos conduce, a veces con demasiada facilidad, a proyectar en el universo algo similar; es decir, se quiere ver una inteligencia y un propósito superiores en la naturaleza y en el cosmos, algo a todas luces herencia del pasado.

Las visiones místicas o religiosas, al respecto, pueden reducirse a tres: la teísta, la panteísta y la llamada forma emergente. El teísmo es la forma más simple y ortodoxa, ya que considera que Dios creó el mundo y las leyes naturales previendo que en algún momento se desarrollaría algún bien; este propósito, obviamente, solo existiría en la mente de este supuesto Creador y es algo que permanece externo a la creación. Desde este punto de vista, se considerara que existe en el universo una racionalidad afín a la propia mente del ser humano; la conclusión sería que el proceso cósmico está dirigido por una mente superior. Así, la creación del hombre y de la civilización no es ninguna consecuencia incomprensible, ni improbable, sino el resultado de un propósito cósmico. Esta visión, propia de la religión tradicional, atribuye al ser humano unas capacidades morales y espirituales producto de la creencia en un propósito cósmico dirigido hacia fines inescrutables. Como es evidente, el teísmo y sus derivados introducen en no pocos problemas y objeciones; la más obvia es la existencia del mal en el mundo, que esta visión religiosa suele atribuir al hombre para exculpar a ese omnipotente ser supremo, cuando aquel lleva en la existencia muy escaso tiempo comparado con el conjunto del universo.

La concepción panteísta admite más complejidad y ha estado sujeta a muchas interpretaciones a lo largo de la historia. Según esta visión, Dios no es ya algo externo al universo, sino algo que forma parte de él; así, no hay ya acto de creación, sino que la fuerza creadora es el propio universo. Aunque esta forma panteísta conlleva menos objeciones que la teísta, hablamos de una supuesta conciencia divina presente en todo tipo de materia; en resumen, Dios está presente en el ser humano y, aunque éste desapareciera, la divinidad seguiría siendo eterna, por lo que la única realidad última es la espiritual o personal. La ciencia nos dice que no hay una gran separación entre lo que está vivo y lo que no lo está, ya que no existe ningún elemento vital especial ni sustancia química viva, ni "fuerza vital" misteriosa, en suma, que se distinga rígidamente de lo que está vivo. La biología dice, y hay que insistir en ello, que la materia viva es realmente un mecanismo físico-químico, no existe nada "espiritual" en juego. Otro asunto es la que la relación entre la fisiología y la sicología sea más compleja, aunque tampoco hay que establecer una rígida línea de separación entre ellas; lógicamente, tampoco hay que considerar al ser humano como un simple autómata totalmente determinado por leyes físico-químicas. En definitiva, hablamos de nuevo de una herencia mística del pasado, de la vieja y distorsionadora distinción entre cuerpo y alma. Tanto la física, como la sicología, deben evitar toda influencia metafísica; así, es posible que se dé lugar a una ciencia intermedia que se ocupe de las leyes casuales y de los efectos.

Si en el panteísmo, y sus divagaciones espirituales, la realidad del tiempo es difusa -se confunden no pocas veces el pasado, el presente y el futuro-, no así en nuestra tercera concepción: la doctrina emergente. Según esta visión, de la materia surge la vida y de ésta la sigue; no habría razón para pensar que el proceso se detenga y la cualidad final sería la divinidad. De esta manera, Dios no sería el creador, sino el creado; una supuesta fuerza misteriosa impulsa a la evolución hacia estadios cada vez mejores. Por supuesto, estamos de nuevo ante una visión esotérica, la cual toma prestados a su conveniencia elementos de la evolución y de la biología; la doctrina emergente, y sus derivados, no es más que una nueva forma de religiosidad que puede que rechace la idea de un Dios creador, pero sí se ilusiona rápidamente con la creación de la divinidad en el universo.

En definitiva, no hay razón alguna para pensar que existe un propósito en la existencia cósmica; desde este texto, defendemos lo pernicioso y pueril de seguir abundando en ello. El planeta Tierra y la especie humana son solo partes muy pequeñas del universo; si la creencia es que un espíritu ha de desarrollarse, resulta muy pobre comprobar lo poco que han conseguido en tanto tiempo. No tenemos todas las respuestas sobre la creación del universo y de la vida, pero ello no nos empuja necesariamente a esperanzas vanas ni a especulaciones absurdas; pensar que existe un propósito benévolo en el universo es, por decirlo suavemente, sumamente peculiar. Lo que no podemos negar es que nosotros somos producto de ese universo, pero es como para preguntarse, al menos, si somos verdaderamente tan especiales como para pensar que hay un propósito en nuestra existencia. Por supuesto, todo esto no está enfrentado con la perfección de los valores, todo lo contrario, pero siempre admitiendo que solo tienen sentido en una existencia real y humana, no trasladándolos a mundo imaginarios. Como alguien dijo, con envidiable buen humor, no existe soberbia en negar a un ser trascendente; existe soberbia en pensar que un ser omnipotente, omnisciente y totalmente bondadoso nos ha creado a nosotros (ya sea el Dios personal de las religiones tradicionales o sus derivados espirituales o metafísicos). Aceptar lo absurdo de esa visión es comenzar a mejorar el mundo terrenal.

Extraído del blog Reflexiones desde Anarres

viernes, agosto 16

Rayen y el espíritu del río, cuento de Mauricio Morales

A continuación deseamos compartir con uds, un cuento escrito por el compañero Mauricio Morales, "Rayen y el espíritu del río".

Desde que existe la autoridad, existe quienes deciden desobedecerla, combatirla y atacarla.

Manteniendo la memoria rebelde, recordamos al compañero Mauricio Morales sin querer caer en la tradicional martirización que la izquierda utiliza para victimizarse y acumular mas poder, sino que recordarlo todo, como alguien que fue invariablemente solidario aportando a la lucha contra el estado y el capital de diferentes formas, desde apoyar y crear espacios autonomos y sociales, como bibliotecas, programas de televisión con niños, a crear poesia y cuentos, a dar una mano o un consejo a un compañerx.

Creemos que existen muchas formas de recordar a nuestrxs compañerxs y que ninguna de ellas es mas importante que la otra.

En esta ocasión decidimos realizar un vídeo y recordar a un guerrero, a un insurrecto contra el poder y su autoridad, a un hermano que no espero nada de nadie y que esa noche no solo exploto la bomba que cargaba, sino que exploto el odio, la rabia y rebeldía de muchxs a lo largo del mundo, reventó la anarquía.

martes, agosto 13

Museihushugi. El anarquismo japonés

Hace ya muchos años que no se puede encontrar en las librerías El anarquismo japonés, obra de Víctor García, que es el único testimonio de cierto detalle y rigor que se puede leer en castellano sobre el movimiento libertario en el país nipón. Es cierto que dicho trabajo nos deja el vacío (obviamente) de los últimos 30 años pues esos son los años que nos separan de su publicación pero por desgracia nadie ha proseguido este esbozo sencillo y bastante asequible sobre las ideas y prácticas anarquistas en esas remotas islas. Esperamos que acercar este material a todos los curiosos/as sirva para nuevas investigaciones que hagan prescindible esta obra sobre la que los años pesan demasiado.

Museihushugi. El anarquismo japonés por Víctor García:  Descargar

sábado, agosto 10

El arte de gobernar

[o cómo ocultar las huellas de la dominación]

El ensalzamiento de ciertas formas de la vida actual (como la ciencia en tanto que objetiva, la familia o la escuela) en los medios académicos, e intelectuales en general, se hace mucho más patente como estrategia ideológica cuando más se intenta disfrazar de pura evidencia, de pura racionalidad, de naturalidad innegable. Nada tiene mayor legitimidad que aquello que aparentemente no la necesita: desde pequeños/as nos educan en la sumisión y en la obediencia pero a la vez nos hacen partícipes de una defensa de la libertad individual inviolable supuestamente garantizada por la democracia y que deja la política relegada al ámbito de la propia política, es decir, al ámbito público.
Tenemos la vida dirigida desde que nacemos: pertenecemos al principio a nuestros padres que deciden plenamente sobre lo que hacemos y lo que pensamos. La familia ejerce de mediación entre lo privado y lo público inculcando, normalmente, los valores propios del poder para que seamos una pieza más del sistema. Esta familia será el principal control que alerte a agentes externos a la misma (es decir, públicos) de supuestas anormalidades, convirtiéndose el entorno familiar en el primer sistema de vigilancia y castigo de actitudes que parecen objetivamente rechazables. Aquí encontramos desde la medicalización de la hiperactividad hasta la entrega a la policía de un hijo cuando su madre lo reconoció por televisión en unos disturbios. Y así pasamos a manos del sistema de enseñanza, donde los que han sido bien adoctrinados en cómo deben comportarse y pensar encajarán y, los que no, serán rechazados por la escuela. Estos futuros fracasos escolares están además justificados, en teoría, por criterios objetivos de no adaptación. Las materias y su contenido, asimismo, se venden como carentes de ideología y no vinculadas a ningún interés político o económico aunque responden punto por punto a lo conveniente al sistema de dominación. Esta falsa falta de ideología supone que la discrepancia del alumno no se vea como tal sino como falta de comprensión: la ideología que no se presenta como tal castiga a todo aquel que no la reconoce. Tras el paso por la educación encontramos la inserción en el mundo laboral, siempre condicionada por la sumisión que se quiere investir de pactada por estar mediada por un contrato firmado por ambas partes, que se enorgullece de ser libremente asumido aunque sea necesario para la supervivencia.
Por todo esto se observa cómo las relaciones familiares, la escuela, el trabajo normalizan, normativizan suprimiendo la insumisión mediante el miedo al castigo, al suspenso o la expulsión y al despido. Todo ello disfrazado de preocupación por parte de la familia, la escuela y el médico, que intentan educar y medicarnos siempre por nuestro bien, ya que si no seremos unos inadaptados incapaces de convivir con otras personas.
La situación no es muy distinta en lo que respecta al mal llamado tiempo de ocio, que se debería llamar más bien tiempo de consumo y que sólo tiene la función de cerrar la otra parte del sistema productivo para convertirlo en una construcción aparentemente inatacable. Así, todo lo que encontramos en nuestro tiempo de consumo son mercancías para consumir, personas para consumir, opiniones, sueños e ideas para consumir. Es decir, todas las opciones de consumo se encuentran dentro de un escenario controlado por las relaciones capitalistas, controlado por algo, en definitiva, externo a nosotros (es decir, público).
Hay un mecanismo subyacente en nuestro conformismo mucho más profundo que el miedo: la aceptación de la dominación porque no se ve como dominación. Es aceptar que lo normal como tal, es aceptar los criterios de autoridades como criterios válidos aunque no haya motivos para ello, es aceptar un concepto de libertad controlada, un concepto de libertad limitado que sólo implica que el gobernante o el empresario pueda o no tener en cuenta de lejos ciertas opiniones nuestras, concepto de libertad limitado porque se traduce en elegir entre un número limitado de opciones ya dadas en vez de inventar nuevas (bien sea la elección entre dos partidos políticos en vez de poder elegir el sistema político mismo, bien sea la elección entre un número limitado de formas de ocio en vez de poder construirlas lejos de la lógica capitalista). Así aceptamos el trabajo asalariado y no la esclavitud: rechazamos la esclavitud que no firmamos en vez de darnos cuenta de que nuestra firma lo único que hace es constatar la victoria del poder sobre nosotros y no al revés porque las condiciones las siguen poniendo la clase dominante.
Esta aceptación, que parece un sinsentido en principio, se consigue, por un lado, gracias a ese argumento conformista de “podría ser peor”. Por otro lado, se hace gracias a la cultura y la universidad como aparatos que construyen intelectualidad al servicio del poder. Como aparatos legitimadores, intentan evidenciar la objetividad de lo que se considera normal, de los criterios pedagógicos del sistema de enseñanza y de la libertad que, por otro lado, resulta sólo garantizada, según ellos, por este sistema democrático que tenemos, culmen del perfeccionamiento político de los sistemas políticos anteriores. Por último, se consigue mediante un control total de nuestra vida que no se manifiesta como poder: de puertas para dentro el Estado moderno no es más que un imperio que ejerce (o pretende ejercer) su poder infinito sobre los sujetos, sobre todas las facetas de la vida de los sujetos, moldeando la subjetividad de éstos a su conveniencia, es decir, como trabajadores/as y ciudadanos/as obedientes, el súbdito moderno. Familia, escuela, medios de comunicación… construyen un discurso en el que nos movemos, el discurso que construye lo que es real y lo que no y nos construye a nosotros/as mismos. Aunque estamos condicionados desde pequeños/as a pensar lo que quieran que pensemos, nos hacen creer interesadamente que vivimos en el único régimen político que defiende la libertad individual lo cual se consigue separando lo personal y lo político. La íntimidad, para estos intelectuales varios y para esta sociedad, es intocable, lo personal no es político. Lo personal es la alfombra bajo la que se esconden arraigadas relaciones de poder que no conviene descubrir (como el patriarcado) y es el plano en el que quedan las convicciones, la ética, etc. ya que en la política, para poder hacer convivir a tantas sensibilidades, debe ser simplemente una mediación entre todas. El contrato mismo que da poder a un gobierno es incuestionable, parece obvio que no podemos vivir aislados e igual de obvio que cada uno tiene distintas sensibilidades, pretendiendo obviar así  todos los factores que socialmente le constituyen y todos los poderes que se disputan a la persona desde su nacimiento. Estos poderes son el propio Estado que inculca una ideología jerárquica, un capitalismo que pretende que nos reconozcamos sólo como trabajadores identificados con la empresa, la iglesia que nos anula como persona cambiando nuestra conciencia por un dios externo que cuya palabra sólo ella conoce… Así, se pueden dar por hecho, porque les interesa para seguir en su estatus político, que existen distintas sensibilidades contrapuestas o intentar entender por qué una persona no se reconoce como oprimido/a cuando lo está siendo. Este concepto de individuo con unas características particulares que parecen ser naturales o caer del cielo es, por lo tanto, la construcción que más facilita su propia dominación por ser presentada en su totalidad como natural: el/la niño/a normal lo será por naturaleza y el/la díscolo/a lo será por naturaleza, obviándose la violencia que se ejerce sobre él/ella para adaptarlo al sistema. Este concepto de individuo permite la construcción de todo un sistema médico y judicial que busca en los rasgos físicos y biográficos del individuo el origen de su insumisión, que condena para reinsertar al individuo culpable en una sociedad libre de toda responsabilidad sobre ese individuo problemático por sí mismo.
Así, se propugna el individualismo de “Tu libertad termina donde empieza la del otro” (o lo que es lo mismo, hablar del derecho a ir al trabajo en día de huelga), es decir, nada te une al otro, no hay comunidad posible sólo convivencia mediada por el gobierno, lo cual esta muy lejos del “No soy verdaderamente libre más que cuando todos los seres humanos que me rodean, hombres y mujeres, son igualmente libres. La libertad de otro, lejos de ser un límite o la negación de mi libertad, es al contrario su condición necesaria y su confirmación” de Bakunin, cuyo pensamiento es proscrito calificándolo de irrealizable, lo cual resulta evidente teniendo en cuenta las formas de pensamiento en las que nos educan, es decir, en las que nos adoctrinan con esmero para que escapar de ellas sea más difícil que escapar de una cárcel de alta seguridad. Si todo ello lo mezclamos con un poco de sociobilogía, o lo que es lo mismo, reduccionismo biológioco al servicio del orden actual alcanzamos que todos actuamos conforme a instintos naturales que nos llevan a una lucha por la supervivencia. Como vemos, todos los aparatos del sistema (enseñanza, instituciones judiciales, instituciones médicas, medios de comunicación…) reman convenientemente en el mismo sentido.
El anarquismo, como comunismo libertario, como forma de comunidad se ve abocado al destierro en una sociedad constituida sobre la presunción de un individuo atómico cuya libertad individual (en el sentido más laxo de la palabra que se refiere simplemente a un ser que es consumir —ya sean objetos, personas o partidos—, libertad entendida unida al nivel de vida, mejor dicho, de consumo pero a la vez entendida como propia, irrenunciable y quasinatural sino natural directamente) hay que defender mediante un sistema político ajeno a él mismo. El anarquismo, lejos de ser libertad, pasa a ser presentado como la antesala del totalitarismo: un sistema que niega al individuo igual que lo hizo el nazismo y el comunismo soviético. Sesgando el análisis, se obvia la autoridad en estos procesos históricos para decir que lo que llevó al nazismo fueron los sentimientos de comunidad o de grupo, “la rebelión de las masas” en la que el franquista Ortega y Gasset incluía el nazismo y el anarquismo: el problema no es que se eliminara la conciencia de la comunidad para ser ocupado este lugar por el Führer, el problema resulta ser el grupo mismo representado como identificación de la vida privada con la política. Condena constante a la comunidad, ensalzamiento constante de un individuo infantil, tan construido como desvalido de forma natural, que necesita que garanticen sus derechos. El discurso actual no es que condene el anarquismo, directamente lo intenta hacer imposible pretendiendo que suene absurdo.
Conviene mantener bien oculto que el sistema actual, con todos sus pormenores, es creado por y para unos intereses, conviene presentar al individuo atómico actual y a la familia como simplemente dados por la naturaleza, conviene presentar al sistema político actual como el resultado del avance, del progreso, como el mejor sistema posible dados esos agentes naturales que hay que preservar. Conviene ocultar cómo se manipula la vida íntima del individuo y acusar a las formas de organización en comunidad de hacerlo. Conviene demonizar la defensa de que lo personal es también político, ya que esto implica una plena decisión sobre la vida propia y sobre lo político, decisión que el sistema político actual le debe negar a cualquiera. Mientras, se intenta tapar a toda costa todos los factores externos que han violentado nuestro desarrollo desde pequeños/as (se intenta ocultar, por ejemplo, como parte de la vida privada y ajeno a lo político, el patriarcado, se intenta presentar como eficiencia la distribución temporal y espacial de la escuela cuando es una forma de forzar la sumisión, etc.): el peligro no está en absoluto en que lo político decida sobre lo personal, al revés, esto es el ideal que ahora mismo se busca ya que implica individuos totalmente identificados con el sistema político eliminando la desobediencia, el peligro está en que las personas decidan, con su vida y con sus actos, sobre los temas que son reconocidos como políticos. Conviene hacernos creer que lo que pasa de puertas para dentro es íntegramente nuestro mientras es manipulado, empaquetado y vendido. Hay abierta una guerra, hay que desenmascarar los intereses ideológicos que asumimos porque no nos parecen tales. Hay una guerra abierta para arrancarnos a nosotros/as mismos/as de este sistema que nos ha intentado hacer a su imagen y semejanza, que nos coloniza el pensamiento, hay una guerra abierta para luchar por la recuperación de nuestra vida.

miércoles, agosto 7

Élisée Reclus: la pervivencia de la obra de un sabio justo y rebelde

Veo surgir nuevamente ante mis ojos el amado perfil de los montes, vuelvo a entrar con el pensamiento en las umbrosas cañadas, y durante algunos instantes puedo disfrutar apaciblemente de la intimidad con la roca, el insecto y el tallo de hierba.
(E. Reclus: "La Montaña")
 Entre la ingente producción bibliográfica anarquista hay autores y obras que parecen soportar magníficamente el paso del tiempo. Un buen ejemplo de ello es Jean Jacques Élisée Reclus, el geógrafo y revolucionario francés fallecido en 1905 en Torhout (Bélgica). La monumental obra de Élisée ha sido profusamente editada por los más diversos países del mundo y continúa siendo leída y estudiada cien años después de su fallecimiento. Y entre los personajes que se han confesado admiradores de su obra están figuras de la talla de Jules Verne, Manuel González Prada o Vicente Blasco Ibáñez.
Desde el final de la dictadura franquista han sido reeditados numerosos trabajos suyos como "El Hombre y la Tierra" (Madrid: Doncel, 1975), "El porvenir de nuestros hijos" (Madrid: Núñez, 1977), "Evolución y revolución" (Madrid: Júcar, 1979) "Viaje a la Sierra Nevada de Santa Marta" (Barcelona: Laertes, 1990), "La Montaña" (Salamanca: Amarú, 1998), o "El Arroyo" (Valencia: Mediavaca, 2001), en una edición especial para el público infantil. Y su obra ha sido estudiada en trabajos como la antología "Eliseo Reclús: La geografía al servicio de la vida" (Barcelona: 7 ½ Editorial, 1980) o el libro "Eliseo Reclus, la geografía de un anarquista" (Barcelona: Los Libros de La Frontera, 1983), de María Teresa Vicente Mosquete.
Porque en su venturosa vida, la defensa del ideal anarquista y los estudios geográficos se mezclaron a partes iguales, dando como resultado una obra singular y heterodoxa, que alcanzó una enorme popularidad. A falta de un ranking mundial de ventas de obras de "no ficción", no es arriesgado pronosticar que los trabajos de Reclus estuvieron entre los más leídos en todo el mundo en un siglo XX en el que apenas llegó a vivir. En España, los trabajos de Reclus fueron profusamente editados a comienzos del siglo XX y aún ahora es relativamente sencillo encontrarse con alguna de sus obras en rastrillos y librerías de viejo.
Al contrario que en el caso de su colega, correligionario y amigo Piotr Kropotkin, la obra de Reclus ha sido infinitamente más conocida en su vertiente de geógrafo que en la de militante anarquista. Pero en la publicación y difusión de la obra de Élisée Reclus (sobre todo en España) ha tenido mucho que ver la ideología anarquista de su autor; no en vano alguna de sus obras fue adoptada como libro de texto en la Escuela Moderna, y entre sus editores están algunos tan significativos como Maucci, F. Sempere y Cía, Vértice, Estudios o agrupaciones libertarias como las Juventudes Libertarias de Cataluña, Ateneo Libertario y Juventudes Libertarias de Cuatro Caminos (Madrid), etc. Resulta significativo el caso del controvertido anarquista insurrecionalista Severino di Giovanni, que utilizó el producto de alguno de sus atracos para emprender la edición de "El Hombre y la Tierra" en Argentina; y no fue en una de sus acciones como cayó en manos de la policía, sino llevando unas pruebas de imprenta del libro de Reclus…
Hay autores que incluso se sorprenden de la notoriedad de Reclus como pensador anarquista, cuando su obra teórica libertaria es muy reducida: en castellano sólo tenemos conocimiento de la publicación de varias ediciones de "Evolución y Revolución", "El porvenir de nuestros hijos" y los folletos "A mi hermano el campesino", "El ideal y la juventud" y "La anarquía". La única explicación posible es que su influencia como pensador libertario proviene de la enorme difusión de su obra como geógrafo, lo que le convierte en un caso único en la historia del anarquismo.
Quizá sea útil para explicar la popularidad de la obra Reclus el dar un repaso a su biografía y a la vez intentar comprender la influencia que su trayectoria vital tuvo en la formación de sus ideas. Élisée Reclus nació el 15 de marzo de 1830 en la localidad francesa de Saint-Foy-La-Grande (Dordoña), en el seno de una familia profundamente religiosa. Su padre era pastor protestante y Élisée fue el segundo de los catorce hijos que tuvo.
Reclus recibió una magnífica formación intelectual en Alemania y hacia 1847 regresó a Francia con la intención de seguir sus estudios en la Facultad de Teología de Montauban, pero fue sorprendido por la revolución de 1848, y comenzó a dirigir sus preocupaciones hacia las doctrinas socialistas. Después de recorrer la Francia mediterránea, mezclado en agitaciones de signo socialista, su padre intentó que volviera a los estudios de teología en Berlín. Fue allí donde se operó una transformación decisiva en el joven Reclus: abandonó definitivamente los estudios religiosos a la vez que comenzaba a asistir a las clases de geografía de Karl Ritter.
Aunque cierto poso religioso nunca le abandonó (según Bakunin, Reclus era el vivo ejemplo de "cómo se podía ser profundamente religioso siendo, a la vez, ateo"), Reclus enfocó su vida hacia la geografía. Durante una breve estancia en Francia, en el verano de 1851, Élisée y su hermano Élie vivieron el golpe de Estado de Luis Bonaparte. Como consecuencia de su participación en la resistencia republicana, los hermanos Reclus tuvieron que exiliarse, a Londres primero y a Irlanda después. Y fue así como sus dos pasiones, geografía y socialismo quedaron indisolublemente unidas. En Reclus el amor a la naturaleza, y a las personas, se manifiesta como una misma cosa; por ello una de sus grandes obras posteriores se titularía precisamente "El hombre y la tierra".
Después de Irlanda, su destino fue Estados Unidos. Allí descubrió la esclavitud y se indignó por el régimen a que se sometía a las personas de color; luego viajó a Colombia, donde participó en proyectos agrícolas de escaso rendimiento económico, hasta que una amnistía permitió su regreso a Francia, a la altura de 1857. Fue en esta nueva época de su vida cuando Reclus conoció a Karl Marx (1862) y Mijaíl Bakunin (1865), tomando partido por el anarquismo de este último. Su hermano Élie abrazó también las ideas anarquistas y en 1868 viajó por España y tomó contacto con los primeros núcleos internacionalistas, coincidiendo en su viaje con la misión fundacional de Giuseppe Fanelli.
Hacia 1870 Reclus era ya un respetado geógrafo, y había publicado dos de sus más famosas obras, inspiradas en sus viajes de años anteriores: "Historia de un arroyo" e "Historia de una montaña". Pero también era un militante libertario que participaba activamente en la Comuna de París, siendo por ello encarcelado en 1871. La presión de la comunidad científica internacional (entre algunos de los personajes que pidió su libertad estaba Charles Darwin), hizo que la pena de prisión fuera conmutada por la de destierro, y fue así como Reclus partió para Suiza a comienzos de 1872. Una vez allí ingresó en la recién formada Federación Jurasiana, en la que militó junto a Bakunin y James Guillaume.
Su vida en Suiza transcurrió en una relativa estabilidad, pues Reclus, embarcado en el proyecto de una "Nueva Geografía Universal" de 19 tomos, trabaja incansablemente y viaja por todo el mundo completando sus observaciones entre 1873 y 1893. Fue en esta etapa de su vida cuando Reclus trabó conocimiento y amistad con el geógrafo y anarquista ruso Piotr Kropotkin, que colaboró con Reclus escribiendo la parte rusa de aquel tratado geográfico.
El tramo final de su vida transcurrió en Bélgica, donde colaboró en la fundación de la Universidad Libre y escribió la más conocida de sus obras, "El Hombre y la Tierra"; en Bruselas impartió clases de geografía hasta su muerte, el 4 de julio de 1905, a los 75 años.
Los años que siguieron a su muerte no significaron el ocaso de su obra, sino que fueron, por el contrario, de renacimiento y difusión masiva de la misma. Veamos el caso de España: solo un año después del fallecimiento de Reclus, Francisco Ferrer Guardia publicaba en Barcelona a través de las Publicaciones de la Escuela Moderna el primero de los seis tomos de "El hombre y la tierra", traducido por Anselmo Lorenzo; la obra se ponía también al alcance de las clases populares mediante una edición en fascículos. Y al mismo tiempo, Vicente Blasco Ibáñez emprendía la publicación en Valencia de su "Novísima Geografía Universal", traducida y prologada por el propio escritor valenciano.
Tanto "El hombre y la tierra" y la "Novísima Geografía Universal", como las posteriores ediciones de "El arroyo", "La montaña", "Las fuerzas subterráneas", "La atmósfera", "Mis exploraciones en América", "Nieves, ríos y lagos" o "Nuestro planeta" en la valenciana editorial Estudios (con artísticas cubiertas de Monleón), poblaron los anaqueles de las bibliotecas de centros obreros, sindicatos y ateneos de todo signo. Se puede afirmar que eran muy escasas las bibliotecas progresistas que no tenían alguna obra de Reclus.
La obra de Reclus pervivió incluso después del golpe militar de 1936 y durante los años del franquismo. La aparente inocencia de la mayor parte de sus títulos permitió que sus obras se salvaran de la quema y que algunas corrieran de mano en mano entre la vieja y la nueva disidencia. Y así ha llegado a nuestros días la obra de este sabio justo y rebelde (como le denominó Max Nettlau en el título de su biografía); a partir de los años 70 fueron apareciendo los viejos volúmenes escondidos en los desvanes, disimulados en algunas bibliotecas públicas o reencarnados en nuevas reediciones.
Y también ahora se han renovado los lectores, llegados desde el ámbito de los estudios geográficos o desde el anarquismo, interesados en unos trabajos que no perdían actualidad. No sólo eso, sino que a medida que iban pasando los años, su obra se iba revelando cada vez más como precursora del pensamiento ecologista y uno de sus libros, "La montaña", se convertía en libro de cabecera de montañeros y grupos excursionistas.
Entre los muchos ejemplares de las obras de Reclus que han pasado por mis manos, tengo especial debilidad por aquél que se conserva en la Biblioteca del Ateneu Libertário Ricardo Mella de Coruña. Es el primer tomo de la "Novísima Geografía Universal" de Onésime y Élisée Reclus, enriquecido con anotaciones manuscritas de un religioso vigués de los años de posguerra; el celoso comentarista advertía a los lectores que no se dejasen engatusar por el contenido aparentemente inofensivo de la obra, ya que tanto su autor como su prologuista y traductor (Vicente Blasco Ibáñez), eran masones, ateos, hugonotes y no sé cuántas barbaridades más. En cierto modo, el "censor" tenía razón, ya que la obra de los Reclus estimula a los lectores y transmite valores que trascienden a su valioso contenido científico. Es por ello, precisamente, por lo que admiramos a su autor y le homenajeamos con este modesto trabajo…
 
Eliseo Fernández
http://www.nodo50.org/tierraylibertad/204.html#articulo6

domingo, agosto 4

Como el viento de poniente. El Cabrero

De niño no me gustaban los libros ni las sotanas
ni salir en procesión,
era tan desobediente como el viento de poniente,
revoltoso y juguetón,
En vez de mirar pal cielo
me puse a medir el suelo que me tocaba de andar,
y nunca seguí al rebaño,
porque ni el pastor ni el amo eran gente de fiar,
Como aquel que calla, otorga,
y aunque la ignorancia es sorda,
pude levantar la voz,
más fuerte que los ladríos de los perros consentíos
y que la voz del pastor,
Empecé haciendo carreras
por atajos y veredas muy estrechas para mí,
y decían mis vecinos
que llevaba mal camino apartado del redil,
Siempre fui esa oveja negra
que supo esquivar las piedras que le tiraban a dar,
y entre más pasan los años
más me aparto del rebaño porque no sé adonde va.

jueves, agosto 1

El final de Kronstadt


Tras once días de asedio, bombardeos constantes y varios centenares de muertos, en el 18 de marzo del año 1921, la ciudad-fortaleza rebelde de Kronstadt (en la isla de Kotlin, a unos treinta kilómetros al oeste de Petrogrado) es ocupada por tropas selectas del Ejército Rojo, cuyos habitantes —de larga tradición revolucionaria— se sublevaron contra la nueva autocracia que representaba el gobierno bolchevique, al grito de «todo poder a los soviets libres» y por una «tercera revolución».

Las tropas asaltantes que atravesaron el helado Golfo de Finlandia estaban compuestas por adeptos al Partido Comunista, chekistas, cadetes dogmatizados en las escuelas militares y tropas lejanas de Asía Central (ya que las de la región de Petrogrado habían sido desmovilizadas o desarmadas, por simpatizar con los amotinados) en cuyo avance estaban siendo vigilados por ametralladoristas con la orden de disparar sobre los posibles desertores. Los defensores de la isla compuesta de marinos, soldados rojos y obreros, resistieron lo que puedieron, muchos fueron apresados y fusilados y otros (poco más de la mitad, unos 8.000) lograron escapar a la vecina Finlandia, como once de los quince componentes que formaron el Comité Revolucionario provisional que dirigió la rebelión.
 El motivo del levantamiento es consecuencia del creciente descontento en las masas populares rusas producida tras tres años de guerra civil, carestía de víveres (causada por el bloqueo internacional) y la dura represión. Cuando el último de los generales blancos es vencido, en noviembre de 1920, con el final de la guerra con Polonia y el bloqueo que los países capitalistas han impuesto al nuevo estado desaparece, éstas —las masas— esperaban ver cumplidas las promesas de 1917 que nunca llegaban. En el campo estallan revueltas campesinas en las regiones de Tambov y Voronezh, el Volga Central, cuenca del Don, el Kubán y Siberia occidental, y en Moscú y Petrogrado huelgas obreras. En el caso de Petrogrado, las reivindicaciones se hicieron más políticas, exigiendo una mayor democratización del régimen y el levantamiento de la ley marcial. La respuestas de los bolcheviques fueron, las amenazas, los despidos —con la consiguiente anulación de su ración diaría de víveres (una condena al hambre)— y varios arrestos de los cabecillas, junto alguna que otra concesión, para poder llegar a controlar la situación el 28 de febrero.

Para entonces, Kronstadt, se había contagiado y solidarizado con los huelguistas de la antigua capital. Los pobladores de esta base naval habían tenido una gran importancia como defensores a ultranza de la revolución; el día 28 de febrero, la tripulación de los acorazados Sebastopol y Petropavlosk redactarón una resolución, que fue aprobada al día siguiente por el resto de la población de la isla en una asamblea general multitudinaria en la plaza del Ancla, a pesar de las amenazas de los dirigentes bolcheviques. En el programa se exigía libertad de prensa y expresión, libertad de reunión, libertad de los presos izquierdistas, supresión de las secciones políticas de la flota, igualdad de abastecimiento...

En un congreso celebrado el 2 de marzo se eligió un Comité Revolucionario Provisional (con cinco miembros, que luego pasarían a ser quince), y se detuvo a tres jerarcas comunistas (Vasiliev, presidente del Soviet de Kronstadt, Kuzmin, comisario de la flota del Báltico, y Korsunin, comisario de los acorazados) después de correr el rumor, no confirmado, que anunciaba la llegada de tropas gubernamentales para detener a los reunidos.

Junto a los revolucionarios, los antiguos oficiales zaristas (puestos por el Gobierno como «especialistas militares») quisieron entablar contacto y colaborar con ellos, pero el Comité declinó la oferta. Pero eso fue utilizado por las autoridades bolcheviques para difamar el movimiento insurgente. La prensa y la radio oficiales les acusaban de ser «contrarrevolucionarios» al servicio del Capital extranjero, cosa que no era cierta.

Los sublevados rechazaron la ayuda que desde el exilio les ofrecían los blancos. Kronstadt confiaba solamente en persuadir a las autoridades para evitar todo derramamiento de sangre, algo que no se pudo evitar. Mientras, los bolcheviques de Petrogrado (con Zinoviev a la cabeza) detienen a los familiares de los kronstadtianos.

Dos semanas duró el sitio gubernamental (Trotski comandaba entonces el Ejército Rojo) en el rendimiento de la base. Varios lograron huir a Finlandia y a los que capturaron, los fusilaron después, entre ellos, cuatro miembros del Comité Revolucionario.
 Aunque los anarquistas se identificaron con el movimiento, realmente sus artífices no pertenecían a ninguna adscripción política determinada, aunque muchos de ellos habían pasado por las filas del Partido Comunista ruso.