Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

lunes, diciembre 29

La realidad detrás de los circos con animales

«La noción de que es divertido ver animales siendo coaccionados para actuar como torpes humanos, o entretenido ver a animales fuertes reducidos y acobardados por golpes y latigazos, apoya la vieja idea de que somos superiores a animales de otras especies y tenemos derecho a dominarles.» 

Desmond Morris, antropólogo y experto en comportamiento animal.  

Caza y privación de libertad

Lo más frecuente es que los animales que son usados en estos circos provengan del comercio ilegal, es decir, que son atrapados por cazadores furtivos siendo crías, separados de sus familiares a lxs que muchas veces asesinan. Después del sufrimiento durante la captura les quedara un largo camino hacia el destino que les espera, sufriendo enfermedades no tratadas y durísimas condiciones durante el trayecto, donde muchxs morirán antes de llegar al destino que ya tienen acordados lxs explotadorxs. Después de esto, les espera una vida privada de libertad y serán transportadxs de ciudad en ciudad, donde animales como los elefantes que en su entorno natural recorrerían cientos de kilómetros, son encarceladxs en jaulas o viven atados con cadenas, siendo liberados solo para el entrenamiento y los espectáculos donde serán forzados a realizar ridículos trucos. Según estudios de Animal Defenders International(ADI) los tigres y leones pasan entre el 75 y el 99% del tiempo en jaulas situadas en los camiones y los elefantes son mantenidos del 58 al 98% del tiempo encadenados al menos de una pierna, en el mismo lugar donde comen y hacen sus necesidades. Esta vida de encierro les lleva a tener comportamientos repetitivos, como dar vueltas en círculos, andar de arriba abajo(en el caso de los felinos), balancearse de lado a lado estando de pie(en el caso de los elefantes), además de otros síntomas, fruto evidente del estrés y sufrimiento crónico del que son víctimas.

http://www.youtube.com/watch?v=OfMP6ICtNIM http://www.youtube.com/watch?v=g46fF0AD3CU 

Entrenamiento y tortura

 La lista de animales que son usados por los circos es bastante larga, desde tigres, leones, osos, chimpancés, focas o elefantes hasta gansos, perros, caballos, cabras…Son usados para realizar números “artísticos” y de “entretenimiento” obligándoles a la fuerza a realizar trucos antinaturales(coreografías, saltos a través del fuego, piruetas…). Detrás de estos trucos existe una realidad de dominación y violencia, aunque muchos circos defienden lo contrario, detrás del espectáculo los entrenadores usan métodos de tortura para obligar a los animales a llevar a cabo esos trucos, mediante golpes y privación de comida y agua para después “premiarles” con comida y sirviéndose de collares, ganchos metálicos, látigos…Muchos, por no decir la mayoría usan además ganchos metálicos que están discretamente diseñados para dar golpes eléctricos (llevan unos dispositivos ocultos en la parte del bastón que toca al animal), por lo que el público o quien no sea el manipulador del animal no podrá darse cuenta de que lo están electrocutando. Durante los espectáculos, los animales obedecen al entrenador por miedo a las consecuencias, que ya bien saben que son fuertemente dolorosas, es decir, aprenden quien manda fuera del show y dentro de este obedecen, porque su entrenador llevan en las manos las herramientas de tortura que usaran si desobedecen. Ellxs no lo hacen porque quieren o porque les divierta: lo hacen porque temen los castigos torturadores que les darán si no actúan.

http://www.youtube.com/watch?v=i2B-RqksCFk 

El final de sus vidas

Sus vidas acaban como la vivieron en reclusión y miseria, con dolor y sufrimiento. Además de sufrir enfermedades psíquicas y físicas por las condiciones en las que viven (falta de higiene, encierro, heridas mal tratadas, automutilaciones debidas al estrés…) y el maltrato continuo al que son sometidxs durante los trayectos, los entrenamientos y los shows, cuando ya no son productivos para el espectáculo y dejan de ser rentables para los empresarixs explotadores, acabaran en zoológicos, asesinados para colecciones privadas o siendo usados para experimentación en laboratorios.

http://www.youtube.com/watch?v=RYc8zDNaavg 

Rechaza los circos con animales, los circos NO son educativos. Mostrar estos animales al público infantil no provee valor didáctico alguno, pues conlleva que los niños contemplen a los animales fuera de su hábitat, en un entorno totalmente artificial y realizando comportamientos antinaturales e impropios de sus respectivas especies. Los niños deben y merecen ser educados en el respeto y la empatía hacia el resto de animales que sienten como nosotrxs, valores que estos espectáculos no transmiten en absoluto. Queremos dar las gracias a todxs esxs activistas y organizaciones que gracias a sus trabajos de investigación hacen posible la difusión de la verdad detrás de la explotación animal.

¡BASTA YA DE USO DE ANIMALES! 
¡STOP ESPECISMO! 
HAZTE VEGANX 

Nota sobre el lenguaje usado: hubiera sido mas pesado para leerlo si en cada ocasión que en el texto sale la palabra animal, hubiéramos añadido animal no humano, esto no significa que desde Juventudes Libertarais de Málaga no consideremos que todxs somos animales. Juventudes Libertarias de Málaga 

viernes, diciembre 26

Que no vivamos como esclavos

“Que no vivamos como esclavos” es el título de una película documental rodada por Yannis Youlountas y estrenada en Grecia el 28 de agosto de 2013. Trata de las diversas iniciativas de resistencia al capitalismo, respondiendo a la crisis que en aquel país ha llevado al paro a la mitad de los asalariados, ha reducido drásticamente los sueldos y las pensiones, ha expulsado de sus casas a millares de hipotecados y ha dejado sin recursos a buena parte de la población griega.

El título reproduce una consigna popular nacida en el barrio anarquista de “Exarcheia”, en Atenas, que se ha difundido por toda Grecia y ha traspasado fronteras. La película se estrenó en varias plazas públicas de Atenas y Salónica, y ha sido exhibida en multitud de centros sociales y espacios autogestionados europeos. El visionado de la película es gratuito, pues la gratuidad preside todas las experiencias verdaderamente anticapitalistas, incluidas, por supuesto, las culturales.

martes, diciembre 23

Editorial de la revista Argelaga nº 4


Vivir en un perpetuo presente significa taxativamente excluir la experiencia del tiempo y ahorrarse la crítica razonada e implacable de los hechos. Los primeros en salir beneficiados son los dirigentes, los ideólogos y los burócratas, puesto que su responsabilidad en la derrota y desaparición del movimiento obrero queda exonerada. Nuevos aprendices de brujo, manipuladores y alucinados pueden venir a ocupar los huecos producidos en la escena, con la seguridad de que su arribismo, su cobardía, sus delirios y sus traiciones desaparecerán en cuando se vuelvan pasado. Salvo contadas excepciones, los rebeldes de hoy no miran atrás, ni tampoco adelante. Más bien se instalan en un limbo intemporal, luego inmóvil, desde donde se contemplan los acontecimientos con una mezcla de extrañeza y fatalismo, reaccionando ante ellos de forma sentimental y voluntarista. En ausencia de cualquier reflexión racional, a la intemperie, parece que se hayan acabado los misterios sin desvelar, las situaciones sin aclarar y las contradicciones sin superar. La verborrea hipernegadora, la repetición de recetas doctrinarias o los confusionismos de moda han sustituido al pensamiento crítico. Los pies han abandonado el suelo; la revuelta gira sobre sí misma y se consume por dentro, incapaz de comprender el momento e influir en él.

Ni siquiera para un individuo contemporáneo particularmente obtuso debiera ser difícil remontarse cuarenta o cincuenta años atrás y percatarse de los grandes cambios sociales habidos, causantes de la actual tormenta de lodo que cubre las mentes más inconformistas. En efecto, las innovaciones tecnológicas introducidas en los procesos productivos y el gran desarrollo inducido de la actividad terciaria, desplazaron al proletariado industrial del centro de una clase obrera donde empezaron a ser mayoría los empleados y los funcionarios. La consecuencia para la lucha de clases fue fundamental, puesto que de nada servía la implantación en las instituciones estatales y en el sector servicios de las pautas de conducta de los trabajadores industriales: aunque se eliminase toda autoridad exterior al trabajo administrativo y comercial (más claro, aunque ese trabajo fuera autogestionado), no se podía hacer de éste la piedra angular de una sociedad de productores libres. Los conflictos sociales ya no llevaban en germen una confrontación de principio, y tampoco las huelgas podían plantear el tema de la expropiación y la gestión autónoma. Ni los sindicatos de empleados y funcionarios, hegemónicos en la clase asalariada, podían ser piezas de un régimen socialista sin Estado, ni ningún proyecto colectivizador con sentido podía emprenderse desde las plataformas logísticas, las aulas, los mostradores o las oficinas.

Al mismo tiempo, la masa asalariada, que había dejado de ser la principal fuerza productiva en beneficio de la tecnología, pasaba a ser la principal fuerza consumidora en detrimento de la burguesía. Las modalidades de alienación y opresión que acompañaban tal reordenación económica tenían que ser diferentes, más ligadas al consumo que a la supervivencia. El Capital ya no buscaba la reproducción estricta de la fuerza de trabajo necesaria, sino la reproducción ampliada de la capacidad de consumo de dicha fuerza. La vida cotidiana de los trabajadores empezaba a ser formateada en esa dirección. El desarrollismo, o sea, la idea de que el crecimiento económico solucionaría por la vía del consumo cualquier problema social o político, se convirtió en el credo de los gobernantes de la incipiente sociedad del espectáculo. Se impuso entonces la ilusión socio-liberal de una marcha irresistible hacia el disfrute de todas las mercancías posibles, que el pleno empleo y un poder centralizado benevolente precipitarían y armonizarían. Pero la industrialización del vivir tropezaba ahora con nuevas y más profundas contradicciones, tal como demostraron las crisis de los años sesenta y setenta del siglo pasado. La crítica de la vida cotidiana y del espectáculo (de la que las críticas del sexismo, de la familia y de la alimentación industrial forman parte) fue el factor teórico clave, como antaño lo había sido la crítica del trabajo asalariado y la crítica del Estado, por lo que la lucha de clases tenía que centrarse principalmente en el rechazo del consumo mercantilizado y de las políticas al respecto, más que en el empleo o en el salario. El régimen capitalista era imposible de socializar. No se trataba ya de apropiarse de la sociedad para cambiarla, sino de abandonarla y construir aparte una nueva. La negativa a consumir era una invitación a segregarse, a constituirse como colectividad antipatriarcal al margen del capitalismo. Las formas clásicas de resistencia obrera, los sindicatos y las asambleas, se revelaron inoperantes al no desempeñar exitosamente su función por mantenerse en el terreno laboral, y por lo tanto, en el del Capital. La guerra social iba a reemprenderse en otros escenarios. Si los mecanismos de lucha obrera se inscribían en el mercado de trabajo y no en el de la vida cotidiana, no podían convertirse en instrumentos de libertad y de reapropiación. Las otras formas de lucha que se insinuaban, las comunas, pecaban de lo contrario, a saber, de una ignorancia voluntaria de la experiencia revolucionaria de la clase obrera y de una indiferencia hacia las cuestiones prácticas del combate social, lo que, sumado a una experimentación en precario y a una ideología seudo-mística expresándose en el lenguaje esotérico de la autoayuda y del zen, determinó un fracaso mucho más estrepitoso.

El capitalismo tuvo que superar la crisis mundializándose, gracias a un largo periodo de reestructuración general durante el cual la explotación del territorio terminó siendo el eje de una economía financiarizada. La urbanización extensiva, con la subsiguiente circulación acelerada de créditos, mercancías y consumidores, hizo del territorio el depositario de la nueva miseria globalizada. En consecuencia, la defensa del territorio y el antidesarrollismo tenían que cumplir el trabajo teórico-práctico empezado con la crítica de la vida cotidiana, y asimismo plantear la democracia directa a todos los niveles, el momento público de la acción unificadora, asociada indisolublemente a la experiencia colectiva de una vida que aspiraba a sentar raíces, a liberarse de constricciones y a llenarse de contenido. Las perspectivas abiertas ante las previsibles crisis futuras, todavía más profundas que las anteriores, merecerían un análisis mucho más detenido. Nosotros nos limitaremos ahora a señalar el hecho de que las forzosas huidas hacia adelante del sistema capitalista lo volvieron más vulnerable pese a las apariencias, puesto que cada disfunción en el suministro energético, en el consumo o en la deuda, por ejemplo, podía tener repercusiones insospechadas, cosa que hacía del más nimio componente de la circulación un factor crítico. La adhesión de la sociedad civil nunca estaba plenamente garantizada, pues al sumergirse cualquier actividad, incluida la política, dentro de la esfera privada, desapareciendo propiamente el ámbito de lo público, no podían identificarse con suficiente convicción los intereses privados con los institucionales. La legalidad vigente, no inspirando respeto, tenía que despertar miedo y para ello debía dotarse de una mayor capacidad represora.

Al amparo de leyes contra «el terrorismo», el tráfico de drogas y la delincuencia organizada, se introdujeron las figuras del «sospechoso» y del «enemigo», que en la práctica extendían la consideración de «reo» a cualquier disidencia o simpatía con ella, abarcando la vigilancia y el espionaje al conjunto de la población. El viejo concepto dictatorial de «orden público» se camufló entre los de «seguridad ciudadana» y «seguridad del Estado», convirtiendo en delito de terrorismo, incitación o apología del mismo, cualquier acto u opinión contrarios a la economía o a la política por más pacíficamente que se mostrara, y por lo tanto, en algo severamente punible. El derecho público degeneró en derecho privado del Estado, dando lugar a grandes cambios involutivos en el ordenamiento jurídico civil y penal. La potestad punitiva y sancionadora de las autoridades rompía las barreras de la culpabilidad demostrada, la sentencia firme y la proporcionalidad del castigo que la limitaban, pudiéndose ejercer simplemente como «medida preventiva» dentro de una excepcionalidad transformada en moneda corriente. En lo sucesivo, cualquier reforma del Código Penal o proyecto de reforma, como el aprobado el 26 de septiembre pasado, no significará más que la legalización del abuso en la línea que ha marcado todo el curso del régimen partitocrático español. Pero a la involución penalista se le escapan aquellas conductas, infracciones y faltas «no constitutivas de delito» por caer dentro del terreno de las garantías democráticas formales, así que ha de complementarse por la vía administrativa con una limitación de los derechos de reunión, expresión y manifestación. Esa es la función de la nueva reforma de la ley de Seguridad Ciudadana, la de «la patada en la boca». La ley no solamente otorga plena impunidad a la violencia policial a fin de controlar, cohibir y desarticular sin trabas legales las protestas antigubernamentales, sino que abre la puerta a la privatización de su ejercicio, ampliando las atribuciones de los cuerpos de seguridad empresariales.

El orden institucional vigente, nacido de una reforma pactada de la Dictadura, es autoritario e intolerante, como su predecesor, por más que se llame democrático, y tiende a serlo más cada vez que tropieza con dificultades. No basta con que la justicia esté supeditada al poder ejecutivo; aun así el Estado se siente inseguro, teme que la sociedad civil se reorganice al margen y le desafíe. Por eso ha de tomar cualquier muestra de disconformidad o cualquier publicidad de su conducta arbitraria –por ejemplo, cualquier grabación «no autorizada» o información no deseada– y en fin, cualquier botellón, sentada, manifestación, ocupación o abucheo, por una falta de respeto a sus representantes y una transgresión insufrible al ordenamiento jurídico dignas de las mayores sanciones pecuniarias (a falta de otras); un caso clarísimo de «desorden público» ante el cual ha de dar pruebas de fuerza indiscriminada. 

Cuando el Estado de la clase dirigente se encuentra en coyunturas desfavorables, bien por la impopularidad de sus gobiernos, bien por los efectos nocivos de la economía, ha de reducir drásticamente los límites del derecho y ampliar la facultad de actuar contra los desobedientes, entrando en conflicto con la normativa constitucional que legitimaba su orden. El poder no puede nunca cuestionarse, ni sus medidas, impugnarse. Por consiguiente, la «razón de orden» del Estado partitocrático se acerca cada vez más a la violenta «razón de Estado» de los totalitarismos fascistas, quedando el ejercicio de las libertades estipuladas prácticamente fuera de la ley, tal como sucedía, sin ir más lejos, en la pasada Dictadura. Ésta es la manera de obrar de la dominación cuando abajo no se amedrentan, y en función de ella han de actuar los contestatarios, bien esquivándola, o bien rebasándola.


viernes, diciembre 19

La caja de Pandora y el cajón de sastre del antiterrorismo español

La mañana del martes 16 de diciembre nos ha sorprendido con una oleada de registros y detenciones… ¿Nos ha sorprendido? No vamos a mentir.

Volvamos a empezar. La mañana del martes 16 de diciembre NO nos ha sorprendido. La policía autonómica catalana, los mossos d’esquadra, la guardia civil y agentes judiciales de la audiencia nacional asaltaron más de 10 domicilios y algunos locales anarquistas en Barcelona, Sabadell, Manresa y Madrid, con sus respectivos registros, detenciones, confiscación de material propagandístico e informático, además de aprovechar la ocasión para allanar y saquear también, utilizando todo el cuerpo antidisturbios de la brigada móvil de los mossos d’esquadra, la antigua Kasa de la Muntanya, un espacio ocupado que acaba de cumplir 25 años.

Según la prensa, evidenciando como siempre su rol de vocero policial, el objetivo de estas detenciones es desarticular “una organización criminal con finalidad terrorista y de carácter anarquista violento”. Aunque suena fácil repetir una frase hecha una vez más, lo haremos: la única organización criminal que busca aterrorizar a la gente con su carácter violento es el estado y sus tentáculos: la prensa, el aparato jurídico, sus cuerpos represivos y sus políticos, sean del espectro que sean.

¿Por qué no nos ha sorprendido la actuación represiva? Porque la estábamos esperando.

No se trata de jugar a ser oráculos ni nada de eso, sino de saber leer entre líneas, y a veces de manera literal, los acontecimientos. Como sucedió con la detención de otros compas el año pasado, desde hace largo tiempo se están orquestando oleadas como la del martes contra entornos libertarios y antiautoritarios, y si bien las diferentes redadas no fueron tan grandes, evidenciaban un horizonte con situaciones de este tipo.

Operación “a la italiana”

Desde hace un par de décadas el entorno anarquista de la vecina región de Italia vive cada cierto tiempo, y en los últimos años con cada vez más regularidad, macro operaciones similares a la del martes. No sólo en el formato de redadas simultáneas y registros en diferentes casas, también la utilización de nombres que suenen fáciles de recordar y con cierto humor negro, como en esta actual operación, denominada Pandora debido a que este caso, según la prensa repitió de sus fuentes judiciales “era una caja que pese a los numerosos sustos que llevábamos, no había manera de abrir”. Con “numerosos sustos” hacen referencia a diversas acciones que sucedieron en los últimos años en todo el territorio del estado español. Volviendo a las operaciones italianas, no hay que recordar los nombres de algunas ocurridas en los últimos años, como la Operación Thor, cuyo nombre aludía a la acusación de una serie de ataques con martillos a cajeros automáticos y otras oficinas, la Operación Ixodidae, que hace referencia al nombre técnico de la familia de las garrapatas, la manera en como llamaban los fascistas a los comunistas y anarquistas, u otras como Osadía, Cervantes, Nottetempo, etcétera.

Además del procedimiento y la nomenclatura, un factor que nos recuerda mucho al país vecino es el rol de la prensa, la cual también nos ayudó a visibilizar lo que se avecinaba. Desde hace aproximadamente 3 años o incluso un poco más, la prensa española comenzó una campaña para abonar el terreno de manera tal que operaciones como estas sean no sólo posibles, sino también predecibles. Señalando entornos, incluso en ocasiones espacios o personas con nombres y apellidos, colectivos, etcétera, trabajando en construir una imagen caricaturizada y un tanto bizarra de un enemigo interno, que si bien desde hace décadas es habitual, en los últimos años fue cogiendo un carácter muy específico, el “anarquista violento”, el “insurreccionalista”, el “antisistema que se infiltra en los movimientos sociales”, etcétera.

El fiasco chileno

El año 2010 fue un año glorioso para el estado chileno. Además de ser elegido presidente el empresario y cuarta fortuna del país, el derechista Sebastián Piñera, se orquesta una operación policial, mediática y judicial contra el entorno antiautoritario con el saldo de más de una decena de registros y detenciones, conocida como Operación Salamandra, que popularmente se denominó como “Caso bombas” al estar basada en la investigación de una serie de atentados explosivos ocurridos en los años previos, y la creación mediante la imaginería policial de una macroestructura jerárquica de una supuesta red encargada de todas esas detonaciones: un circo que no solamente debilitó la imagen del estado, además de dejarlo en ridículo, sino que puso en evidencia lo burdo de los procedimientos de investigación, que incluían la falsificación de pruebas, el chantaje o la presión para conseguir informantes o “arrepentidos”, el azar, etcétera. El proceso finalizó con la absolución de todas las imputadas y con una sed de venganza por parte del estado chileno contra el entorno y las personas investigadas.

Un año después de finalizada la farsa del “Caso bombas”, y a través de una operación, esta vez de este lado del charco, los ministerios, juzgados y policías españoles y chilenos trabajaron conjuntamente en un nuevo caso. Mónica Caballero y Francisco Solar, ambos ex procesados en el “Caso bombas” son detenidos en Barcelona, donde vivían en ese momento, junto a otras 3 personas que luego fueron dejadas fuera del caso, acusadas de la colocación de un artefacto explosivo en la basílica del Pilar de Zaragoza, la conspiración para un hecho similar y la pertenencia a una supuesta organización terrorista. Estos compañeros actualmente se encuentran en prisión preventiva en espera de un juicio que no sabemos cuando será, y tampoco sabemos en qué alterará su proceso esta nueva oleada represiva.

La situación es más o menos sabida por todas y si de una cosa estamos seguras es que las detenciones recientes sirven para darle cuerpo a un caso que por sí solo no se sostiene.

¿Casualidad?

Pocas horas antes de las detenciones del martes el gobierno español hacía eco desde sus medios que los “ministerios del interior de España y Chile abren una nueva fase de colaboración reforzada en la lucha contra el terrorismo anarquista”. El pasado lunes 15 de diciembre, el ministro del interior español, Jorge Fernández Díaz, se reunió en Chile con el vicepresidente y también ministro del interior chileno Rodrigo Peñailillo, en el palacio de la moneda, sede del gobierno, en Santiago de Chile. “En la lucha contra el terrorismo, Chile encontrará en España a un sólido aliado”, se jactaba el español, mientras era condecorado con la gran cruz a la orden del mérito de Chile, “la máxima distinción del país al mérito civil” según la prensa, trofeo que el estado chileno da en este caso por la labor policial y como premio por la detención de los compañeros Mónica y Francisco el año pasado.

Además de elogios y premios, el comercial Fernández fue a vender un poco de lo suyo: adiestramiento policial, judicial, material represivo variado, etcétera.

Y lo que vendrá…

¿Cuál es el siguiente paso represivo? No sabemos. De momento poco se sabe de cómo se encuentran nuestros compañeros y compañeras, de qué se les acusa exactamente, a qué medidas represivas serán sometidas, si entran en prisión preventiva o no, etcétera.

Lo cierto es que esta operación no es un hecho aislado, sino que se anilla como un eslabón más de una cadena. Una cadena represiva por momentos brutal y por otros sutil, en la que entran desde las nuevas leyes (no hay más que pensar en la reciente Ley Mordaza), el asedio a los sin papeles mediante cada vez más enormes redadas racistas, la brutalidad policial, hasta la aspiración a gestionar la miseria y administrar la represión, que después de todo es lo que hace el estado, por parte de una pseudo-izquierda (con Podemos a la cabeza) que es de manera cada vez más evidente una parodia de sí misma. Desahucios, palos, fascismos, endurecimientos legales y punitivos de toda índole, espejismos nacionalistas y socialdemócratas, es lo que nos deparará el presente. No hay que esperar nada peor, lo peor nunca se ha ido.

El abanico de posibilidades del antiterrorismo español es un cajón de sastre en el que todo cabe. Se encuentra ahí, a la vista, para recordarnos que para el estado luchar es terrorismo. Funciona como un espantapájaros. ¿Nos vamos a asustar?

El estado y sus agentes dicen haber abierto la caja de Pandora. En la mitología griega, Pandora es el equivalente a la Eva bíblica. Con la misoginia característica de ambas mitologías, Pandora abre su caja, al igual que Eva come su manzana, y libera todos los males que allí se encuentran.

Nosotros somos capaces de crear nuestra propia narración y pasarnos por donde mejor nos parezca su mierda mitológica. Nuestra historia es diferente. La “caja” que ha abierto esta operación represiva nos insta a actuar, a no bajar la guardia, a estar atentas a los pasos siguientes de su cuento. Nos hace pensar y repensar cual es el mundo que queremos y cual es la distancia de ese mundo con éste. Nos lleva a ver la urgencia de actuar, de seguir adelante.

Las compañeras y compañeros detenidas forman parte de distintos proyectos, espacios, colectivos, etcétera, y es muy importante que esto no decaiga, que la ruina (en todos los sentidos) a la que suelen llevar este tipo de situaciones no genere impotencia y un sentimiento de parálisis.

Siempre decimos que “la mejor solidaridad es continuar la lucha”. Vale, pero ¿qué significa en la práctica eso? También coreamos que “si tocan a unas nos tocan a todas”. Esto se ha dejado evidenciar en las respuestas y protestas que hubieron en diferentes puntos, así como el calor incondicional de las compas que están fuera.

De una cosa podemos estar seguras, y es que las compañeras y compañeros detenidos pueden sentir ese calor que traspasa los barrotes y el aislamiento, porque es ese mismo calor que en diferentes ocasiones también ellas han sabido dar.


Barcelona, 18 de diciembre de 2014

miércoles, diciembre 17

Sobre Santander 2020. "Pinceladas contra las smartcities"

Breve introducción a uno de los muchos aspectos que abarcan "Ciudad 2020".

El megaproyecto “ciudad 2020” de Santander es una iniciativa pionera en el estado español, pero lleva consigo proyectos similares a los puestos en marcha en otras ciudades del planeta. Por ejemplo, el proyecto “smartsantander”, que viene a significar la creación de una “ciudad inteligente”. Esto es, más allá del eslogan publicitario, una apuesta tecnológica del ayuntamiento de Santander por hacer de la ciudad un escenario compuesto de sensores, cámaras y distintas aplicaciones innovadoras que permiten, entre otros aspectos relacionados con el transporte, los servicios y el ocio normalizado, localizar y registrar cualquier suceso que pueda darse en la calle en el momento exacto en que ocurre.

Quienes aún guardan la ingenuidad necesaria como para interpretar que dicho proyecto responde a los intereses de la población, entenderán que se trata de un avance democrático que conecta a la ciudadanía con la administración pública y, en consecuencia, permite gozar al ciudadano de mayor seguridad en las calles y de mayor comodidad en la vida cotidiana de la urbe. Sin entrar a valorar el hecho de que “ciudadanía”, “seguridad” y “comodidad” son conceptos cargados de valores -no sólo cuestionables, sino también rechazables-, “Santander 2020” es algo más que un proyecto innovador.

No se puede entender la implantación de las “smartscities” sin una perspectiva global de los cambios que los estados, en colaboración con empresas y universidades, están realizando a través de la investigación tecnológica y el urbanismo para perfeccionar sus ciudades como centros de tránsito y consumo de mercancías que son; desplazando a la gente humilde de sus barrios; destruyendo sus redes convivenciales para abrir la puerta al turismo y al imperio del poder adquisitivo, mercantilizando todo acto cotidiano (como los sistemas de aparcamiento regulado de pago); remodelando la estructura urbana para evitar el encuentro desinteresado entre personas; inundando de distintos dispositivos de control y vigilancia (cámaras, sensores…) las ciudades con el fin de ‘pacificar’ las calles y proteger la propiedad privada en un momento en el que los gobiernos prevén –y constatan- el aumento del conflicto social… El informe de la OTAN “Operaciones urbanas en el año 2020” nos puede ayudar a entender mejor esto. – el informe “Urban Operations…” puede descargarse en formato pdf en; www.rta.nato.inf-

Militarización, desarrollismo, control social y lucro son aspectos que se funden a la hora de entender qué es una “ciudad inteligente” y en qué clase de contexto se forja. No es casualidad que entre las empresas que están detrás de este proyecto se encuentre el Banco Santander, IBM e Indra, entre otras. Estas tres son conocidas por su inmensa acumulación de capital y cualquiera que tenga un mínimo de interés puede llegar a conocer su implicación en proyectos armamentísticos y destructivos con la tierra. Estos monstruos manchados de sangre no sólo se lucran de la guerra librada más allá de estas fronteras, sino de la guerra que se libra cotidianamente aquí dentro. De baja intensidad, pero continua.

En lo más cercano, lo que corresponde al día a día, entendemos que una “ciudad inteligente”, y en este caso Santander2020, es un paso más dentro del giro que esta ciudad, como tantas, lleva tiempo dando hacia la creación de entornos cada vez más fríos y hostiles, cada vez más habilitados para interactuar con máquinas y relacionarse a través del dinero, y menos habitables para interactuar con personas y construir tejido social. Esto tampoco es casualidad.
Asumir la vigilancia como base de la normalidad cotidiana, entender la participación colectiva como la demanda de servicios al ayuntamiento, delatarnos entre nosotros mismos al mínimo conflicto, desconfiar más de nuestras vecinas que de quienes llevan uniforme y pistola, entender el falso confort de las nuevas tecnologías como herramientas de socialización y convivencia… son algunos de los aspectos actuales que, entendemos, “Ciudad 2020” está reforzando.

Los dispositivos “Smart” se están aplicando también en ciudades como Génova, Estocolmo, Zaragoza, Chicago, Quito, Málaga, Vitoria, Huelva... Este texto está hecho con la intención de animar a la investigación individual y colectiva sobre estos asuntos que se nos echan encima.


G.A.I.A. (Grupo Anarquista de Investigación y Análisis)
Santander, Mayo 2014. 

domingo, diciembre 14

La ofensiva ciudadanista

El 24 de junio saltó a la palestra la plataforma ciudadana “Guanyem Barcelona”, edificada en torno al atractivo mediático de Ada Colau, la delegada más televisiva de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas; el enésimo acto de la comedia electoral hispana tenía lugar en medio de patéticas advertencias contra la ofensiva neoliberal e indignadas promesas de cambiar las reglas del juego político, de romper la relación íntima de la administración pública con los grandes intereses privados y, en fin, de rescatar “la democracia”, el sistema político nacido de la reforma pactada de la pasada dictadura, todo ello pronunciado con el tono de la mayor sinceridad. Parece que el ciclo abierto durante el 15M haya llegado a su más lógica conclusión. La incapacidad de la vieja política en resolver los problemas económicos de las masas desclasadas, rebautizadas como ciudadanía, obliga a la formación de un gran partido ciudadanista que ahora se concreta en diversas iniciativas refundadoras que cúpulas improvisadas difunden con la ayuda de equipos informáticos. Mientras las nuevas formaciones políticas se preparan para competir en las próximas municipales y autonómicas expresando así el anhelo de urnas de una supuesta clase ciudadana que se manifiesta a través de los movimientos sociales, vecinales y sindicales, podríamos tratar de explicar las causas de esta aparente transformación del escenario político, que habrá que buscarlas en las nuevas condiciones de existencia de las clases masificadas que hasta hoy habían constituido la base social del vigente régimen partitocrático.

En los países donde reinan las condiciones modernas de producción y consumo realmente no puede hablarse de clases, sino de masas, amontonamiento indiferenciado de residuos de clases y fragmentos de capas sociales, conformista y resignado a delegar la defensa de sus intereses en una clase política profesionalizada y enquistada en las instituciones. En esta etapa del capitalismo, que calificamos como desarrollista, el Capital y el Estado se fusionan originando un sistema político eminentemente bipartidista entremezclado con intereses financieros, turísticos e inmobiliarios. Es la partitocracia. Pues bien, el empobrecimiento de la parte más vulnerable de dichas masas ha provocado en la sociedad civil diversos movimientos autoorganizados al calor de los conflictos locales, ni lo bastante fuertes, ni lo suficientemente lúcidos como para prescindir del enjambre de militantes de viejos partidos frustrados, casi marginados, que han acudido a la lucha con la intención de instrumentalizarla, ni tampoco de las bandadas de nuevos militantes ambiciosos forjados en ellas. En resumen, la crisis social ha desgastado la imagen de la vieja política bipartidista, acelerando la descomposición de la facción socialdemócrata, uno de los dos puntales del orden político, hasta el punto de preocupar a la clase dominante, pero no ha creado un movimiento social independiente capaz de encarar los problemas con espíritu revolucionario.

En esas condiciones de crisis a medias entra en juego la nueva burocracia política ciudadanista que se segrega de las luchas sociales y pretende representar en los parlamentos y consistorios los intereses perdedores en la globalización económica. Dichos intereses varían de un escenario a otro, según vayan más o menos asociados, bien a los viejos partidos minoritarios que se alimentan del cadáver bipartidista, bien a las oligarquías regionales en pugna con el Estado central por cuestiones de impuestos y transferencias, es decir, están determinados por el grado de implicación en los conflictos secundarios dentro de la clase dominante en torno al modelo político o administrativo más eficaz para la economía. La disparidad de intereses ha dado lugar a diferentes proyectos, algunos limitados al ámbito municipal, como por ejemplo Guanyem Barcelona, otros como el de la CUP circunscritos en el área autonómica, y finalmente, otros con ambiciones estatales, caso del electropartido izquierdista Podemos. La impostura se desprende de un dato: no son sus futuros votantes quienes han elegido a sus candidatos; son más bien éstos los que con distintas estrategias han elegido a sus futuros votantes. Sorprende sin embargo que, aunque tales proyectos estén todos en su primera infancia, sus promotores adolezcan visiblemente de una vieja y conocida enfermedad, el cretinismo parlamentario, dolencia que introduce en sus desafortunadas víctimas la convicción solemne de que el presente y el futuro del país entero, de las masas y las clases, han de determinarse en función de la distribución del número de cargos electos en todos los foros institucionales, y que todo lo que sucede fuera de ellos, disturbios, huelgas, sabotajes, ocupación, revoluciones, guerras, etc., tiene mucha menos importancia que cualquier asunto, por nimio que sea, que en un momento dado ocupe la atención de los diputados o concejales reunidos.

De alguna forma las tentativas ciudadanistas han querido llevar las circunstancias críticas al punto en el que se encontraban antes del 15M. Para muchos sectores sociales afectados, particularmente el de la juventud con estudios precaria o en paro, la cantera mayor del ciudadanismo, el horror al desorden y la anarquía que intuyen en los violentos enfrentamientos con la policía habidos en los desbordamientos de manis callejeras, es más fuerte que la indignación ante la impunidad de la Banca, la magnitud de los recortes en Sanidad y Educación o la corrupción de la jerarquía partitocrática. En su intervención política subyace el deseo de impedir la formación de organismos sociales exteriores al sistema y fuera de control, o sea, verdaderamente autoorganizados, capaces de movilizar a las masas irritadas y desposeídas contra la clase dominante y el Estado. Su función consiste en detener la marcha de un antagonismo que no para de crecer, canalizando sus reivindicaciones, sus experiencias y sus impulsos hacia el pantano de la política. El desplazamiento de las escaramuzas territoriales y urbanas hacia los consistorios y los parlamentos, en suma, el relevo de lo social por lo político, trasluce precisamente la intención señalada de restablecer el orden en las coordenadas sociales anteriores a la crisis económica, pero como suele suceder, la decadencia del partido ciudadanista comenzará en el mismo momento de su triunfo. Mientras dure la crisis tiene la existencia asegurada; pero a condición de formar parte del juego y evitar que la baraja se rompa.

Los ciudadanistas no cuestionan el Capital, ni tampoco el Estado; quieren acomodar lo que llaman “economía social” en el primero, y tener cabida en el segundo, por la sencilla razón de que su base social, los sectores desclasados mesocráticos, se moviliza a condición de que no pase nada. Por razones electorales, pueden mantener un equívoco al respecto reivindicando acontecimientos rupturistas como los de Gamonal o Can Víes, pero siempre se separarán del hecho violento, atribuible por ellos a la policía o a minorías exaltadas no representativas. Las nuevas formaciones ciudadanistas no se plantean la acción y temen todas las iniciativas que conduzcan a ella. Su naturaleza mezquina y ambiciosa nada mejor en los estanques de la política, lejos de los peligros que acarrea la intervención en las luchas sociales. Creen que hacen lo que deben cuando no hacen nada práctico y se limitan al acto festivo y simbólico. Son expertas en espectáculos llamativos y ruidosos, como el que se intentó con las Marchas por la Dignidad, montajes cuya inanidad corre pareja al tamaño de sus pretensiones. Pero en la medida que hay espectáculo, deja de haber realidad. Eso lo sabe la clase dirigente, que en último extremo puede permitirse dominar a través incluso de partidos a la violeta, plataformas cívicas, coaliciones no oficialistas y demás “mecanismos de participación ciudadana” que en apariencia, pero sólo en apariencia, parecen contrarios a sus intereses, a no ser que los oprimidos rebeldes tengan en cuenta que la mirada dirigida y enaltecida por los medios, a veces alternativos, nunca es la de la libertad, sino la del poder, actuando en consecuencia. ¡Abajo el engaño ciudadanista!

jueves, diciembre 11

El negocio oculto de la cárceles españolas


(Sillas en un patio de la cárcel de Villabona. El Corte Inglés es el gran suministrador de material a las prisiones, donde tiene mano de obra muy barata. Foto / Mario Rojas.)
Grandes empresas, como El Corte Inglés, Banco Santander, Telefónica o ACS, y muchos Ayuntamientos, se benefician del trabajo, apenas remunerado, de miles de presos de las cárceles españolas. También la familia Pujol-Ferrusola, que tiene tras las rejas otro de sus oscuros negocios.

 Fernando Romero / Periodista.

 El mundo de las cárceles en España es un tema tabú, del que muy poca gente, salvo los que tienen familiares dentro, conoce su verdadera realidad. Como ocurre en nuestro mundo, del sufrimiento de los demás siempre hay alguien que obtiene provecho económico. Eso ocurre también intramuros. Los presos se han convertido en los nuevos esclavos del siglo XXI porque el Estado de Derecho se suele estrellar con los muros de las prisiones, como dice en una entrevista en este mismo número la abogada Charo González.

El negocio de las cárceles ha sido denunciado en numerosos foros de Internet, en publicaciones radicales o de apoyo a presos y en blogs de escasa repercusión. Los medios de masas casi nunca recogen noticias que pongan en duda a la institución penitenciaria. Sin embargo, lentamente, gracias sobre todo al testimonio de presos y organizaciones humanitarias o de apoyo a los reclusos, va emergiendo la información a la superficie.

El Organismo Autónomo de Trabajo y Prestaciones Penitenciarias (OATPP), dependiente de Instituciones Penitenciarias, funciona como una empresa de trabajo temporal (ETT) y tiene a más de 12.000 presos trabajando en unos 200 talleres. A ellos hay que sumar los que están bajo el control del CIRE (Centro para la Iniciativa de la Reinserción) de la Generalitat catalana, que va por libre. Los internos están cobrando sueldos ínfimos, no tienen derechos laborales y están generando una producción por valor de millones de euros con grandes beneficios para las empresas que los utilizan y que además tienen la ventaja de que se ahorran el pago de luz, agua, teléfono e incluso parte de las cuotas de la Seguridad Social, que corren a cuenta de la Administración; y todo ello gracias a los convenios con la OATPP.

El número de reclusos “trabajadores” aumenta año a año y se ha multiplicado por tres en tan solo una década. En teoría estos organismos que contratan presos para el exterior hablan de “programas de reinserción”, aunque lo cierto es que se ha convertido en un negocio lucrativo para muchas empresas. En la  memoria de Instituciones Penitenciarias de 2012 se mencionan unos beneficios en todo el Estado de cinco millones de euros (con ventas de 162 millones) gracias a la actividad productiva de los internos de todas las prisiones: un total de 12.217, de los cuales 3.119 producían para empresas privadas.

Cien empresas, quinientos clientes

Amadeu Casellas estuvo preso en las cárceles españolas durante más de veinticinco años y acaba de publicar el libro Un reflejo de la sociedad. Crónica de una experiencia en las cárceles de la democracia, en el que denuncia con nombres y apellidos a los que se enriquecen con los reclusos. Entre ellos están la familia Pujol-Ferrusola, Telefónica, El Corte Inglés, ACS, el Banco Santander y Ayuntamientos de toda España, pero hay muchos más.

El más llamativo es el de la familia Pujol-Ferrusola, porque entre sus negocios también está este penitenciario, aunque no ha salido a la luz tras destaparse el escándalo sobre las actividades de la saga. Marta Ferrusola, esposa del ex presidente Jordi Pujol, estuvo en la directiva del CIRE a finales de la década de los noventa, aunque nunca se la veía por su despacho. El ex recluso Amadeu Casellas la denunció en su día sin éxito ante la Fiscalía porque decía que cobraba un “sueldazo” sin acudir a su puesto de trabajo. Por otro lado está la empresa Servivending, que suministraba productos y máquinas expendedoras al CIRE y que al parecer fue puesta en marcha por uno de los hijos de Jordi Pujol, aunque actualmente solo aparece como administrador único Manuel Antolín Aznar.

Según fuentes que investigaron al CIRE, la familia Pujol estuvo desde el principio en esta entidad. Se les conoce también un negocio de flores dependiente de esta institución. Estas iniciativas pronto pasaron a otras manos porque, según las citadas fuentes, “los Pujol ponían en marcha el negocio y luego lo vendían”.

El Corte Inglés se enriquece con los presos por partida doble. Por un lado los tiene trabajando para sus tiendas en unas condiciones precarias y por otro lado son luego los propios reclusos los que adquieren esos productos. La multinacional de Isidoro Álvarez suministra sábanas, mesas, camas, bandejas de comida, sillas, ropa para penados y funcionarios, mantas, colchas y hasta los lotes higiénicos. Y son los presos los que están fabricando todo el material textil con sueldos que no pasan de 200 euros al mes. También Correos usa presidiarios como mano de obra, cobrando menos de 12 euros por ocho horas de trabajo.

Otras muchas empresas y sectores se nutren de la mano de obra barata de las cárceles. Por ejemplo, el de fabricación de automóviles. En las cárceles se fabrican los salpicaderos de Seat, Volvo y Renault. También se producen las pastillas de frenos de casas muy conocidas como Jurid. En Lleida los presos le fabrican a la bodega Raimat cajas de fruta de madera y cartón. Hay imprentas donde se hace casi todo el material de los juzgados y audiencias de Cataluña. En Girona, los presos confeccionan con sus manos los álbumes de fotos que fabrica la empresa Manuart.

Otro de los que saca tajada del negocio de las cárceles es el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, a través de su empresa ACS. Construye las cárceles y después cobra el alquiler, como es el caso de Brians 2, la prisión de Manresa, la de Figueras, la de Tarragona y muchas más por todo el territorio español. Por cada una de ellas, dice Casellas en su libro, “cobra al mes más de un millón de euros”. Florentino Pérez fue uno de los constructores que se benefició del Plan de Creación y Amortización de Centros Penitenciarios que supuso la construcción de 46 nuevas infraestructuras penitenciarias en el periodo 2006-2012, con una inversión de 1.647,20 millones de euros, además de otros 1.504 millones ya aprobados por anteriores Consejos de Ministros. Otras empresas que también se han beneficiado son COMSA y Ferrovial. De la primera, su consejero delegado es Josep Miarnau, mientras que Ferrovial está presidida por Rafael del Pino Calvo-Sotelo. También participan del reparto del pastel FCC, grupo de empresas de las hermanas Koplovitz.

Otros productos que hacen los presos son los mosquetones para practicar la escalada y el rápel. También hay trabajos para empresas externas de carpintería metálica, confección industrial o cultivo en invernadero, a los que hay que añadir las tareas para las propias prisiones, como cocina, panadería, mantenimiento, jardinería y lavandería.

Telefónica hace también negocio a costa de los presos, pues mantiene una situación de monopolio. Ello es posible porque todos los reclusos deben comprar obligatoriamente las tarjetas de Telefónica para llamar a su familia, amigos, abogados, etc. Cada tarjeta cuesta un mínimo de 5 euros y pueden hacer dos llamadas a móvil si llaman dentro del territorio español. Si es al extranjero, el coste de la llamada se dispara. Los presos pueden llamar cinco veces a la semana con un coste mínimo de 10 euros semanales por preso. Como en España son más de 60.000, calcúlense los beneficios.

En Euskadi los presos trabajan para Eroski y Citroën. En Cataluña el Grupo Codorniu tiene a condenados trabajando para bodegas de Lleida. Otras empresas que utilizan la mano de obra barata de los presos son Saveco, Valeo (automóviles) y Asimelec (electrónica y comunicación).

Además OATPP tiene contratos con Ayuntamientos de toda España y todo signo político. Las Cámaras de Comercio de muchas provincias firman convenios con esta entidad. También tiene convenio con las cárceles la Confederació d’Associacions Empresarials de Balears (CAEB).

Se calcula que más de 100 empresas y 500 clientes particulares contratan presos, aunque la cifra real es difícil de conocer ya que los datos no se hacen públicos y no aparecen en el BOE. En este sentido hay que mencionar al blog en apoyo a los presos, Punto de Fuga, que está haciendo un meticuloso trabajo de investigación sobre estas empresas.

Las denuncias sobre explotación de presos empiezan a ser cada vez más numerosas. La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía informó recientemente de que unos 12.000 reclusos están empleados en la cárcel con sueldos de hasta 0,5 euros a la hora y entre 80 y 300 euros al mes. Señalan que la vulneración de derechos laborales de los presidiarios es “un problema casi desconocido” que niega horas extra o vacaciones y “aporta un subsidio de desempleo máximo de 100 euros”.

Otras fuentes coinciden en que los presos empleados no tienen pagas extraordinarias, horas extra o vacaciones ni por supuesto posibilidad de denunciar su situación a través de los sindicatos, porque éstos están ausentes de las cárceles.  Al obtener la libertad, por haber cotizado, no disfrutan del subsidio de excarcelación –426 euros, hasta en 18 meses– sino de la prestación por desempleo que apenas llega a los 100 euros, por lo que muchos internos prefieren no trabajar. Los salarios, según estos informadores, oscilan entre los 120 a los 150 euros al mes, con horarios de 8 horas diarias, cinco días a la semana.

El Banco Santander hace caja

Valentín Matilla González es un ex recluso que estuvo tres años en Villabona (Asturias) y fue excarcelado en noviembre de 2013. Corrobora lo que publica Casellas: “Hay negocios en todas las cárceles, pero solo algunas se consideran ‘productivas’, porque fabrican para empresas”. No es el caso de la prisión de Villabona, pero sí, por ejemplo, de la del Dueso (Cantabria), “a la que todos quieren ir porque trabaja con muchas subcontratas y hay mucha indigencia. Para que te trasladen tienes que portarte bien y por supuesto hay tráfico de influencias”.

Habla de El Corte Inglés, el suministrador “oficial” de los objetos de consumo de los presos: “Si un interno quiere tener una televisión, no puede ir al mercado libre, sino que tiene que comprarla en El Corte Inglés”. El sistema es el siguiente: aparece por las cárceles cada 15 días lo que los internos llaman “el demandadero”, que recoge las necesidades de productos y objetos de los reclusos. Luego acude a El Corte Inglés a por ellos.

También el Banco Santander se beneficia de una situación de monopolio porque los presos solo pueden tener sus ahorros en la entidad de Botín. Incluso, si se mandan transferencias, tienen que ser a través de este banco.

Los presos gastan e ingresan a través de una tarjeta vinculada al Santander. Pueden ingresar un máximo semanal de 100 euros, lo que ocurre habitualmente los miércoles. Si, por ejemplo, el ingreso se hace un jueves, hasta el siguiente miércoles no se cobra, “así que imagínate qué negocio hace el Santander con el dinero de todos los presos de España durante los días que no pueden hacer uso de él”.

Matilla conoció a muchos presos que venían de otras cárceles españolas y le contaron los negocios de cada localidad. Pone el caso de Alcalá-Meco, en el que un director trasladó la panadería de la prisión al exterior para aumentar el negocio.

En el Centro de Integración Social (CIS) de Villabona se preparan los destinos remunerados para algunos internos. Por ejemplo, para el sector  de limpiezas, en el que la remuneración es de 150 euros mensuales. En la cocina las condiciones laborales “son un escándalo”, según Matilla, en referencia a las largas jornadas y la escasa remuneración. Luego están los cursos de jardinería remunerados que se realizan a través de convenios entre instituciones penitenciarias y muchos Ayuntamientos españoles. Los presos aseguran que no existen tales cursos, sino que son enviados a trabajar igual que los empleados municipales, cobrando unos 300 euros mensuales con la misma jornada laboral que sus compañeros; además, aseguran, tienen que pagarse el transporte.

El Ayuntamiento de Langreo fue el primero de Asturias que firmó un convenio con la prisión de Villabona a través del CIS. En teoría los reclusos trabajan en un taller de formación para aprender un oficio y luego reinsertarse en la vida laboral. Lo cierto es que no es así. Son peones utilizados (sin recibir ninguna formación) en las tareas de jardinería del Ayuntamiento. No está con ellos ningún monitor o formador sino que son grupos de 3-4 personas acompañados de un empleado municipal que les indica la tarea a realizar.

Los presos con los que contactó esta revista aseguran que para este tipo de trabajos no se hacen nóminas sino que “te dan un papel de mala manera”. En Villabona, dice Matilla, los destinos remunerados “los maneja un tipo, la mano derecha del director de seguridad, que por supuesto funciona por medio del tráfico de influencias, con sus chivatillos y una cola de gente esperando para que les reciba y les de un trabajillo”.

Antiguamente había economatos que ahora han pasado a denominarse “boutiques”. Este cambio de nombre ha supuesto simplemente un aumento de precios de los productos que se venden.

Funcionarios a cuerpo de rey

Pero no son solo los empresarios los que sacan tajada de los presos. También se benefician muchos funcionarios de prisiones, que utilizan entidades públicas, como el CIS o el CIRE, desde las cuales se mueven todos estos negocios, muchas veces camuflados como talleres de formación, y cuya filosofía empresarial no es por supuesto explotar a los presos sino “integrarles en el mundo laboral”.

Según Casellas los empleados del CIRE “viven a cuerpo de rey y son parte del entramado que explota a los presos”. ATLÁNTICA XXII intentó ponerse al habla con Instituciones Penitenciarias para preguntar sobre estas denuncias, aunque indicaron que por “vacaciones” nadie podía atender a la llamada de la revista. Lo mismo ocurrió con otro de los organismos denunciados por Casellas en su libro, el CIRE. Su directora, Elisabeth Abad i Giralt, eludió contestar a las preguntas de esta revista, aunque desde  el gabinete de prensa mandaron un mensaje en el que afirmaban que el CIRE tiene un objeto más social que económico y que “es una empresa pública de la Generalitat de Catalunya que se ocupa de la reinserción de las personas privadas de libertad, mediante la formación en oficios y el trabajo penitenciario”.


PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 34, SEPTIEMBRE DE 2014


lunes, diciembre 8

El anarquismo ante la Gran Guerra


La fractura social que generó el final de la guerra y las carestías generadas a la clase obrera fueron el inicio de un ciclo huelguístico que tiene en la huelga de la Canadiense de 1919 y la conquista de las ocho horas de trabajo el punto álgido


Los disparos de Gavrilo Princip que acabaron con la vida del archiduque Francisco Fernando el 28 de junio de 1914 iban a variar muchas cosas. No solo iba a ser el pistoletazo de salida para una de las guerras más crueles de la historia (algo que las crisis balcánicas y del norte de África ya apuntaban), donde se conjugaron los modelos de guerra tradicional usada hasta entonces (el cuerpo a cuerpo) con una guerra de posiciones y desgaste con material bélico sofisticado, el inicio de la guerra aérea y de la guerra química. La Primera Guerra Mundial también significó un profundo debate en el seno del movimiento obrero internacional y, cómo no, en el anarquismo. Una encrucijada en la que se vio el movimiento obrero del que iba a salir con otra fisionomía.

El socialismo internacional, salvo excepciones, se posicionó con sus respectivos países durante el conflicto. La socialdemocracia alemana, que tenía una importante fuerza en el movimiento obrero, no dudó en votar a favor de los créditos de guerra. Le siguió los pasos el socialismo del Imperio Austro-Húngaro. Mucho más críticos fueron los socialistas italianos y franceses. Los italianos, en un principio, condenan la guerra, pero pronto un grupo se desgaja apoyando la intervención italiana en el conflicto. Entre ellos se encontraba un personaje, Benito Mussolini, que fundó el periódico, Il popolo d’Italia y concibió el fascismo. Los franceses por su parte tuvieron en la figura de Jean Jaurès el mejor opositor a la guerra. Pero el asesinato de éste por el ultranacionalista Raoul Villain el 31 de julio de 1914 enterraba el posicionamiento de este sector del socialismo francés. La constitución de un gabinete de concentración nacional en Francia contó con el apoyo de los socialistas que tomaron varios ministerios. En el caso español, ante la neutralidad del país, el socialismo, aunque criticó la guerra, mostró inclinación por los aliados, a los que consideraba defensores de la democracia frente al autoritarismo de los imperios centrales. Quizá fue el socialismo ruso quien sacó mejor partido, ya que su táctica de oposición a la guerra les llevó al triunfo de la Revolución en 1917 y a la toma del poder por parte del Partido Bolchevique.


¿Y EL ANARQUISMO?


El movimiento anarquista había sido muy claro en sus posturas desde sus orígenes ante la guerra. La consideraba como una herramienta más de estados y capitalistas, los anarquistas se opusieron a cualquier tipo de conflicto que enfrentara a pueblos y trabajadores. La guerra era la social, entre explotadores y explotados. Unos posicionamientos que quedaron reforzados tras la Congreso de Ámsterdam de 1907 y donde se vislumbraba ya el horizonte que se cernía sobre Europa.

Sin embargo, la Primera Guerra Mundial si generó un pequeño debate en las filas libertarias, pues algunos de los pensadores más destacados del anarquismo mantuvieron posiciones distintas a las defendidas hasta el momento. Si para la inmensa mayoría del movimiento libertario internacional la guerra seguía siendo una herramienta al servicio del poder, para personajes como Kropotkin, Malato o Cornelissen, la situación era distinta. Sobre todo fue Kropotkin quien inició una fuerte campaña en favor de las potencias aliadas. En una carta dirigida a James Guillaume en septiembre de 1914 Kropotkin hace una disertación sobre la brutalidad de los imperios centrales y la necesidad de apoyar a los aliados como única salida para conquistar el socialismo. Kropotkin, incluso, llegó a escribir en La Bataille Syndicaliste que la oportunidad para el socialismo era inmejorable, incluso haciendo alusión a que si Marx quería que triunfase el «socialismo alemán» ellos tendrían que luchar por la necesidad de triunfo del «socialismo francés».

No dejó de causar consternación en el entorno anarquista que una personalidad de la influencia de Kropotkin se posicionase así. Pero lejos de generar un debate extenso en el movimiento libertario las voces anarquistas fueron contrarias a la guerra. Además, personalidades de la talla de Errico Malantesta o Emma Goldman tuvieron brillantes intervenciones contra el conflicto bélico. En marzo de 1915 se emite un comunicado firmado por personajes como Alexander Berkman, Errico Malatesta, Ferdinand Domela Nieuwenhuis, Emma Goldman, Alexander Shapiro o Pedro Vallina, donde se condena la guerra, el capitalismo y el Estado. Los enemigos no son los pueblos sino aquellos que ordenaban a los trabajadores matarse entre ellos por objetivos que les eran ajenos. Así lo expresa en un momento del comunicado: «La propaganda y la acción anarquista deben dirigirse con preferencia a debilitar y desintegrar los diversos Estados, a cultivar el espíritu de rebeldía y a desarrollar el descontento en los pueblos y los ejércitos. A los soldados de todos los países que combaten por la justicia y por la libertad, debemos explicarles cómo su heroísmo y su valor no servirán más que para perpetuar el odio, la tiranía y la miseria. A los obreros de las ciudades, debemos recordarles que el fusil que hoy empuñan sirvió otras veces para fusilarlos en ocasiones de huelga y de legítima revuelta, y que una vez la guerra concluya se volverá contra ellos para obligarlos a sufrir la explotación. A los campesinos, mostrarles que después de la guerra se verán forzados a encorvarse otra vez bajo el yugo para labrar las tierras de sus señores y alimentar a los ricos. A todos los parias, que no deben soltar sus fusiles sin haber ajustado cuentas con sus opresores y tomado posesión de los campos y las fábricas. A las madres, compañeras e hijas, víctimas de la miseria en exceso y de las privaciones, decirles quiénes son los verdaderos responsables de sus dolores y del asesinato de sus padres, hijos y maridos».

Por su parte, en febrero de 1916 el reducido grupo de anarquistas «aliadófilos» firman un manifiesto donde responsabilizan de todo al Imperio Alemán. Es el conocido como «Manifiesto de los 16», que tuvo una influencia escasa y que tuvo una respuesta de Errico Malatesta en Freedom, acusándolos de «anarquistas pro-gobierno».


EL ANARQUISMO ESPAÑOL


España permaneció neutral durante la Gran Guerra, si bien las industrias de guerra generaron un enorme beneficio a la clase capitalista del país que se lucró con la venta de armamento de forma oficial a los aliados y de forma soterrada a los imperios centrales. Este beneficio económico no repercutió en una mejora para la clase obrera cuyas condiciones fueron cada vez peores y se generó todo un ciclo de fractura social y movilización.

Cuando estalló la Guerra Mundial la CNT volvía a la legalidad tras tres años proscrita. Y, curiosamente, volvía con más militantes que cuando fue ilegalizada por el gobierno. Y aunque el sindicalismo revolucionario francés estuvo en su mayoría por la paz, fue la CNT la única organización del movimiento obrero que se opuso en bloque al conflicto bélico.

Aunque en España también hubo algún debate entre anarquistas pacifistas y anarquistas «aliadófilos», lo cierto es que los primeros tenían aplastante mayoría. Tan solo la voz solitaria de Ricardo Mella apoyó las tesis de Kropotkin que en España no tuvieron la más mínima influencia.

Incluso fue en España donde se organizó y desarrolló un Congreso Internacional por la Paz en la ciudad de Ferrol los días 29 y 30 de abril de 1915. La organización del congreso la asumió el Ateneo Sindicalista de Ferrol destacando la figura de José López Bouza. El congreso estaba asumido e impulsado por la CNT y contó con el apoyo de las figuras más importantes del momento: Eusebio Carbó, Ángel Pestaña, Antonio Loredo, Mauro Bajatierra, etc. Al mismo estaban convocados diversos organismos y personalidades internacionales. La prensa anarquista española y portuguesa se hicieron eco del evento desde meses antes.

Pero el gobierno español prohibió la celebración del mismo, al que consideraba una reunión de «peligrosos anarquistas». Aun con todo, se celebraron dos sesiones, donde participaron delegados españoles, portugueses y franceses. Al congreso se adhieren organizaciones y personalidades anarquistas de Gran Bretaña, Francia, Italia, Argentina, Brasil, etc. La policía procedió a la detención y expulsión del país de los delegados extranjeros. La paz fue el tema principal así como la necesidad de organización de una Internacional anarquista y de la reorganización de la CNT. Se tomó el acuerdo de que si España decidiese entrar en Guerra se convocaría una huelga general.

Poco más dio de sí dicho congreso, si bien las consecuencias del mismo marcó el devenir del movimiento libertario. Apenas un año después la CNT y la UGT llegan a un acuerdo por las condiciones de la clase obrera y deciden ir a la huelga. Huelga que se convierte en revolucionaria en agosto de 1917 y que tiene los ecos de la Revolución rusa de fondo.

La fractura social que generó el final de la guerra y las carestías generadas a la clase obrera fue el inicio de un ciclo huelguístico que tiene en la huelga de la Canadiense de 1919 y la conquista de las ocho horas de trabajo el punto álgido.

La guerra finalizó en 1918 y durante años se debatieron los tratados de paz. El mapa del movimiento obrero internacional había variado. El socialismo se había roto y había surgido un nuevo actor, el comunismo. El anarquismo, a pesar de alguna excepción, se había mantenido firme respecto a la guerra. Fue el triunfo de la Revolución rusa lo que generó mayor debate en el seno del anarquismo. Pero es otra historia.



Mauricio Basterra

viernes, diciembre 5

La vaca que no ríe


La Asamblea Antiespecista de Madrid es una organización asamblearia, que usa la acción directa, rechaza toda forma de autoritarismo, jerarquía y control, aspectos con los que el anarquismo encaja. Sin embargo, la lucha antiespecista aún genera escepticismo dentro del movimiento libertario

Podría empezar el reportaje con alguno de los datos que circulan por la red en cuanto al número de animales que mueren cada segundo y que son destinados a la alimentación humana. Pese a ser un dato escandaloso, estamos tan rodeados de este tipo de información que en cierto modo somos inmunes al sufrimiento que hay detrás. Más allá de las cifras, la opresión que sufren los animales ha generado la aparición de plataformas y asambleas que defienden sus derechos. Una de ellas, la Asamblea Antiespecista de Madrid (AAM), creada en 2009, se rige por prácticas basadas en la organización asamblearia, horizontal y la acción directa, y algunos de sus miembros son anarquistas, aunque no todos lo sean. Un apunte antes de continuar, por si os habéis quedado con ganas de saber la cifra de los animales muertos por segundo con fines alimentarios, deciros que ronda los 8.000, según un informe reciente de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

El anarquismo se opone a toda autoridad, jerarquía o dominación. Partiendo de esta base los colectivos antiespecistas que defienden la liberación animal entienden que los demás animales deben estar incluidos en esta afirmación. Sin embargo, existe cierto escepticismo con respecto a algunos de los elementos que caracterizan la lucha por la liberación animal como el veganismo. Entre otros aspectos, se arguye que los productos veganos son más caros y queda como una opción para gente con dinero, o bien que la explotación capitalista es total y es muy difícil no consumir algo que no lleve explotación de ningún tipo y por tanto también se da en los círculos veganos.

Otra de las críticas frecuentes que reciben los activistas por la liberación animal es que su lucha es parcial o secundaria, que debería quedar en un plano personal para no restar tiempo ni esfuerzos a la «verdadera» lucha revolucionaria más prioritaria y apremiante. Desde la AAM se preguntan «¿Cuál es esta lucha prioritaria? ¿La lucha anticapitalista? ¿Y eso qué es y cómo se hace? ¿No es un conglomerado de luchas menores?» y lamentan que a veces «en los propios ámbitos de lucha, se menosprecia o se critica la lucha por la liberación animal como un capricho de pijos misántropos que tienen solucionados todos los problemas en su vida y pueden dedicarse a los animales no humanos».

Otra de las razones de este recelo es que hay personas que son vegetarianas únicamente buscando su propio bienestar, e incluso gente que desde el ecologismo o incluso desde la liberación animal olvidan realizar una crítica de raíz al capitalismo, del que la explotación animal no es más que un apéndice. En todo caso la liberación animal dentro del anarquismo es algo bastante reciente y eso puede en parte explicar buena parte de recelo que genera entre mucha gente. Sí que es cierto que algunos autores anarquistas referentes como Reclus y Kropotkin mostraron una visión de los animales distinta a la corriente, aunque no fueron una base relevante para lo que vendría después. En todo caso cierta relación existe con los naturistas libertarios de principios de siglo XX, el discurso de los cuales animaba a las personas a vivir en armonía con la naturaleza, lejos del clásico mensaje cristiano de dominarla, lo que incluía aspectos como el naturismo o la dieta vegetariana.

Desde 2009 la AAM participa de distintas charlas viendo la necesidad de informar y fomentar la lucha por la liberación animal y dar respuesta a todos los recelos que existen respecto del veganismo y la liberación animal. De una de ellas surgió el texto La misma libertad.Reflexiones sobre liberación animal y anarquía. Haciendo hincapié en la información tratan de cubrir el desconocimiento de lo que le sucede a los demás animales y visibilizar su sufrimiento para que la gente sea consciente de que tras su plato de comida antes había un animal. Su ámbito de actuación no se reduce a lo alimentario. En tanto antiespecistas rechazan la utilización de los demás animales en cualquier parcela de la vida y se definen como abolicionistas, es decir, que buscan la libertad total de los animales, no la mejora de sus condiciones de sometimiento.

Como explican en su texto, «Para nosotros, la liberación animal encaja perfectamente en el discurso anarquista, comparten principios y formas de actuar, comparten muchos enemigos (la autoridad, las cárceles, la represión, la dominación, la esclavitud, la mercantilización de la vida) y también comparten un fin último: la libertad y la autonomía de los individuos».


VEGANISMO


Posturas veganas ya existían antes de la acuñación del concepto por parte de Donald Watson y Elsie Shrigley en 1944. Desde la AAM entienden el veganismo desde «una actitud de respeto hacia todos los animales, contraria a ciertas prácticas y al consumo de productos obtenidos a partir de su uso o muerte. El veganismo implica no comer ni vestirse con ningún producto de origen animal, tampoco utilizar productos que contengan ingredientes animales o hayan sido experimentados en ellos, ni participar en espectáculos donde sean utilizados». Además, afirman que el veganismo no es un fin en si mismo, sino un medio para la liberación animal, una acción directa contra la explotación animal que puede hacer cada uno individualmente.

Por otro lado, la dieta vegana, como indica la ONG Anima Naturalis, está basada en cereales integrales, legumbres, nueces y semillas, frutas y vegetales. La vitamina B12, los ácidos grasos omega-3, la vitamina D, el calcio, el yodo, el hierro, la vitamina A y la proteína son importantes. En su guía ¿Por qué vegano?,además de exponer su rechazo a la crueldad de las granjas industriales, el transporte amontonado o el padecimiento de los mataderos, explica detenidamente qué comer para seguir una dieta equilibrada. Por ejemplo, puedes sustituir el huevo por plátanos (uno por huevo) o bien la leche de soja, de arroz o de nueces puede ser usada en lugar de la de vaca. Estas leches y otras alternativas a los productos lácteos, incluyendo quesos, yogurts y postres congelados veganos, pueden ser comprados o preparados en casa. En general, se encuentran alimentos veganos en supermercados, tiendas de comida natural y tiendas cooperativas.

Cierto es que pueden tener el hándicap de un precio elevado sin pensar que la mayoría de las veces los procesos productivos más justos son más caros por el hecho de que las personas que los producen no están tan salvajemente explotadas. Además, como explica la guía, muchos de los productos veganos los puede elaborar uno mismo. Para la ONG el veganismo no debe ser interpretado «como una doctrina religiosa que prohíbe toda una lista de ingredientes malos, sino como la mejor manera de reducir el sufrimiento».


ANTIESPECISMO Y ANTROPOCENTRISMO

El antropocentrismo es un concepto filosófico impulsado desde el Renacimiento que sitúa al ser humano como centro de todas las cosas y en una posición de dominio respecto a la naturaleza. Ya en el siglo XX surge el concepto especismo que consiste en la discriminación de aquellos que no son miembros de una cierta especie. «El especismo, al igual que el racismo o el sexismo, es una discriminación basada en diferencias injustas o determinadas por la voluntad o el capricho», explica la AAM. Por todo ello se definen como antiespecistas. Consideran que los cimientos del especismo se consolidan durante la etapa escolar «cuando se nos enseña que la vaca vive en la granja y sirve para dar leche, la gallina para dar huevos y el cerdo para dar jamón. Los típicos libros para niños nos piden que unamos con una flecha el animal con el producto que obtenemos de su explotación y muerte. A partir de ahí, nuestra visión de los animales se reduce a que somos superiores a ellos y podemos utilizarlos a nuestro antojo. Jamás nos enseñan cómo malviven las gallinas en las granjas batería o como le cortan el cuello a un cerdo colgado boca abajo de una pata. Esto se maquilla con imágenes como una vaca que ríe y nos da su queso encantada, vacas pastando felices en los envases de los bricks de leche, cerdos con gafas, sombrero y bastón sonriendo en la etiqueta de una pierna de cerdo, etc., y se lleva a cabo en las afueras de las ciudades donde nadie pueda verlo ni oírlo».


ORÍGENES DE LA LUCHA


Podemos situar la Inglaterra de finales de los sesenta e inicio de los setenta del siglo pasado como el nacimiento del movimiento por la liberación animal. En ese país había ya una amplia tradición organizativa en torno a aspectos como el vegetarianismo (a mediados del siglo XIX se creó la primera organización vegetariana ) o el concepto de bienestar animal, que busca que a los animales no se les haga sufrir más de lo necesario. Ya en 1824, Catherine Smithies, formó el grupo The Band Of Mercy,cuya meta se basaba en campañas para prevenir el consumo de alcohol entre los niños e inculcarles el amor por los animales. Sin embargo, algunos de sus miembros demostraron tener un mayor entusiasmo con los animales y se hicieron conocidos por utilizar acciones directas tales como sabotear los rifles de los cazadores. Como explica el texto de AAM «esas entidades se habían caraterizado por seguir estrategias políticas, por medios legales que buscaban cambios en la legislación (por ejemplo mejores condiciones en las granjas, medidas restrictivas en la caza, etc.). A finales de los 60, muchos activistas se sentían defraudados por la ineficacia de estas formas de actuación, y decidieron cambiar la acción legal por la acción directa, no por una cuestión ideológica, sino por una cuestión de eficacia. Los resultados hablan por sí solos». Ponen como ejemplo las acciones llevadas a cabo para evitar la práctica de la caza de zorros. La evolución de la lucha pasó de pedir al gobierno mejoras legales a practicar la acción directa respetando la ley y finalmente sin respetar la ley. «En el año 1964 se funda la Hunt Saboteurs Association, creada con la intención de sabotear la caza mediante la acción directa legal. En vez de hacer campaña para que el gobierno prohibiese o regulase de forma más restrictiva la caza del zorro, los saboteadores de la caza iban a los cotos a intentar entorpecer todo lo legalmente posible a los cazadores: alertando a los zorros, desorientando a los perros, haciendo ruido, etc».

Actualmente el grupo en defensa de los animales Equanimal realiza una actividad muy similar, todos los años en el Torneo de Caza del Zorro de la localidad gallega de Rodeiro en Galicia. Hacia 1973, el activista Cliff Goodman, formó en 1972 un grupo que centró sus acciones en los momentos previos a la cacería para evitar que esta se produjera y se inició la acción directa ilegal por la liberación animal. Entre otras acciones atacaban los coches de los cazadores (pinchando las ruedas o rompiendo los cristales) y más adelante, hacia 1973, ampliaron su espectro de actuaciones e incendiaron un laboratorio de vivisección en construcción en lo que «fue la primera acción contra la vivisección y la primera vez que se utilizaba el incendio como medio», lo que se conoce con el término inglés de arson.

La Band of Mercyse disolvió dos años más tarde, «dando paso al Frente de Liberación Animal (FLA o ALF), que más que una organización, que como tal no lo es, es un nombre, asociado a unos principios, unos objetivos y unas prácticas, bajo el cual cualquiera que asuma el funcionamiento puede actuar.

El FLA no es nada, es gente, personas anónimas detrás de acciones; el FLA son acciones. Y, a veces, sucede que se cae en la estupidez de que dar a conocer las siglas sea el objetivo prioritario, cuando el objetivo debe ser la lucha». Hoy en día, los voluntarios del FLA explican desde su página que se ven a sí mismos «como el equivalente moderno del Underground Railroad (Un movimiento antiesclavista del siglo XIX consistente en una red clandestina formada por blancos abolicionistas y negros libres que ayudaban a los negros esclavos a escapar de la opresión blanca mediante un sistema de casas seguras y rutas clandestinas)».

A día de hoy el FLA sigue en activo y sus acciones se han ido sucediendo y multiplicando por todo el mundo. Cientos de miles de animales han sido rescatados y liberados de los lugares en los que vivían condenados a morir. La principal acción llevada a cabo en el estado español fue la liberación en 2006 de 15.000 visones americanos de tres granjas peleteras en A Coruña. La desorganización del FLA se suple con la multitud de páginas web de apoyo a este movimiento. También existen todo tipo de redes de apoyo a sus presos.



D. Font
                                                                                              Extraído de http://www.cnt.es/periodico

martes, diciembre 2

XII Encuentro del Libro Anarquista de Madrid

Un año más y ya van 12, las personas que venimos organizando el Encuentro del Libro Anarquista de Madrid hemos decidido volver a hacer posible esta confluencia de intercambio de material, experiencias y comunicación que apuesta por una forma diferente de entender la realidad y practicar la subversión. Este año, como novedad, tendrá lugar en La 13-14 Okupada (c/ Párroco don Emilio Franco, 59) durante los días 5, 6, 7 y 8 de diciembre.

El Encuentro pretende ser un punto de comunicación y difusión de nuestras ideas. Para ello, durante los cuatro días en los que se desarrolle, contaremos con actividades constantes como charlas, debates… que reflejan una pequeña parte de las experiencias, ideas o luchas que se vienen desarrollando en los últimos años. Además, se contará con una muestra permanente de material escrito a cargo de más de 30 editoriales, librerías y distribuidoras procedentes de diferentes lugares.

Sin más, y esperando veros en el Encuentro, nos despedimos no sin antes animaros a acudir y a hacer de este tipo de encuentros algo permanente y práctico que nos sirva tanto de acercamiento de realidades como de transmisión de experiencias útiles en nuestro enfrentamiento con todo aquello que nos domina.

 http://encuentrodellibroanarquista.org/

Aquí podéis escuchar una entrevista a tres compañerxs de la Asamblea del Encuentro en el programa La casa de la Bomba de Radio ELA.

sábado, noviembre 29

La insumisión electoral

 
Escrito de Miquel Amorós para fundamentar la negativa de una compañera a participar en la mesa electoral donde había sido designada.

“El sufragio universal, en tanto que elemento activo en una sociedad basada en la desigualdad económica y social, nunca será para el pueblo otra cosa que un señuelo, y que en manos de los demócratas burgueses nunca será nada más que una odiosa mentira, el instrumento más seguro para consolidar con una apariencia de liberalismo y justicia, y en detrimento de los intereses y de la libertad populares, la eterna dominación de las clases explotadoras y propietarias.” Bakunin

Si bien estas palabras fueron escritas en 1870, es decir, hace ya siglo y medio, su vigencia no puede ser más absoluta. Lo que era verdad en los albores de la sociedad burguesa, no deja de serlo aun con mayor contundencia en sus postrimerías. Aprovechemos las circunstancias para deshacer un equívoco interesado y precisar que cuando se habla de “democracia”, en realidad se trata de parlamentarismo, la forma política mejor adaptada a la prevalencia de los intereses oligárquicos. La multiplicación de elecciones a los distintos parlamentos no ha hecho más que perfeccionar las herramientas mediante las cuales las masas dirigidas cooperan en la construcción de su propia cárcel. Los parlamentos, lejos de representar la voluntad popular, lo que en verdad representan es la legitimación de la corrupción política y del despotismo económico y financiero. La voluntad popular es una pura entelequia, un fantasma incapaz de materializarse en algo distinto a una casta política asociada a intereses privados corporativos.

Las fantasías políticas son un alimento que no engorda. Tanto se podría llamar al parlamentarismo democracia como dictadura pues goza atributos de ambos; lo que sí es cierto es que no se corresponde en absoluto con la voluntad popular. Ésta solamente puede nacer de la libertad, de los espacios de discusión libres, no de los monopolios mediáticos, de la indiferencia, el conformismo o la sumisión. ¿Cómo podría pues reconocerse a un parlamento que no es sino la correa legislativa de la opresión? El mejor de los parlamentos es el que no existe. Por lo tanto, si una verdadera voluntad popular consiguiera expresarse, no podría hacerlo en ellos. Nunca como hoy nos hizo menos falta el parlamento –no hablemos ya de la política- y nunca como hoy dicho parlamento nos ha tiranizado tanto.

Los parlamentos no son la solución; son el problema. Sólo representan a la minoría dominante. El ritual seudodemocrático que los legitima, las elecciones, es una farsa. Nadie que no se haya resignado a los hechos consumados, a la razón de la fuerza, a la violencia capitalista, podrá reconocerse en ellos: la dignidad, la razón, la justicia se lo impiden. No puede hacer dejación de su conciencia y de su integridad en favor de la ley, pues ésta no es obra de personas ecuánimes y justas; es más, si tal hiciera, estaría colaborando con la injusticia y la opresión. El interés real de la sociedad oprimida obliga moralmente a la desobediencia.

Que no se entienda nuestro rechazo del parlamentarismo como un rechazo de la democracia. Lo que abominamos es del Estado y de sus principales tentáculos, no de la democracia antiestatal, horizontal, asamblearia, la que realmente nos protegería. El Estado parlamentario, lejos de protegernos, simplemente nos atemoriza, nos amenaza, nos impone maneras de vivir sumisas. Nos permite existir bajo condiciones enteramente dispuestas por él.

“Existen leyes injustas: ¿debemos estar contentos de cumplirlas, trabajar para enmendarlas y obedecerlas hasta cuando lo hayamos logrado, o debemos incumplirlas desde el principio?” David Henry Thoreau

Thoreau, el padre de la desobediencia civil hizo lo último. Es evidente que una ley que reafirme el dominio de la clase dominante es una ley espuria, promulgada en comisiones espurias emanadas de parlamentos espurios. Y que debido a su naturaleza profundamente arbitraria y a su carácter discutible y dudoso, violente las conciencias que tratan de regirse por consideraciones éticas, apelando a la libertad y al bien común. La ley ilegítima ha de tropezar primero con el derecho a la defensa de las propias convicciones, y por lo tanto, con el deber de desobedecerlas. Pero las constituciones paridas por los parlamentos no reconocen por razones obvias ni la objeción de conciencia ni la desobediencia. Precisamente su carácter ilegítimo impulsa a los legisladores a defender mediante castigos ejemplares la farsa legal. De otra forma ofrecería facilidades para ser desenmascarados.

La ley electoral no prohíbe la abstención, puesto que ésta no altera los resultados; sin embargo obliga a participar en las mesas electorales a quienes son unilateralmente designados para ello, bajo pena de multas y prisión. No tiene en cuenta el conflicto posible entre la normativa electoral y los principios morales de los individuos. Estamos entonces ante un derecho conculcado por la norma jurídica, el de resistir a los mandatos de la autoridad –siempre usurpadora- que violan las convicciones morales; en resumen, el derecho natural a resistir la tiranía política.

La mayoría no son todos. A pesar de que una gran parte de la población, por inconsciencia, por costumbre, por beneficiarse de ello, o por cualquier otra razón, acepta irresponsablemente la autoridad estatal originada en los parlamentos -autoridad que consolida la desigualdad social y el dominio de una clase enquistada en la política y las finanzas- hay una minoría a la que repugna colaborar con la injusticia, negándose por razones de conciencia a acatar el ordenamiento vigente en materia de elecciones. Siente que como mínimo su derecho al desacuerdo ha estado conculcado y que su opinión no ha sido tenida en cuenta, por lo que recurre a la insumisión, enfrentándose a las leyes que regulan la servidumbre.

La insumisión electoral, más todavía que la abstención, es una forma pacífica de disidencia que se desprende de un no-reconocimiento personal de los partidos, el parlamentarismo y el Estado, entidades en las que el disidente no se siente representado. Es el rechazo concreto de una normativa odiosa e inicua que vulnera las convicciones libertarias del elegido. El insumiso, mediante su negativa a participar en nada que legalice políticamente la dominación, antepone su conciencia al nefasto ordenamiento legislativo, y decide arrostrar las consecuencias de su insumisión antes de dar un sólo paso hacia el atropello y la desigualdad. La insumisión es la cara opuesta a la servidumbre voluntaria típica de las mayorías ovejunas.
 
La tiranía opresora no duraría un segundo si nadie consintiera en sufrir su yugo. Cesando de aceptar la tiranía, sin ni siquiera necesidad de lucha, todos recobrarían la libertad. Pero revolcándose los individuos en el barro de la sumisión, se complacen en vivir como han nacido, sin exigir otro derecho que el que se les ha otorgado. No obstante, a pesar del empeño que ponen los dirigentes en envilecer a todo el mundo, siempre hay quien no acata de buena gana lo que antaño otros solamente acataron a la fuerza, y trata de recuperar al menos un poco de la libertad que a aquellos les arrebataron. A los insumisos, las palabras de Etienne de La Boëtie en tiempos en que los ejércitos de Henri II sembraban el terror en Francia les han de resultar familiares:

“Resolveos a no ser esclavos y seréis libres. No se necesita para esto pulverizar al ídolo; será suficiente no querer adorarlo; el coloso se desploma y cae a pedazos por su propio peso, ya que la base que lo sostenía llega a faltarle.”